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Oficio de Carroñeros. Relatos anormales de acontecimientos normales.

Conocer y sentir de cerca ese proceso de despedirte dignamente de los restos mortales de un ser amado en países como el mío puede ser un verdadero trauma, solo cuando pasas por ello descubres el significado del “Oficio de Carroñeros”. En Latinoamérica la muerte de un familiar es un acontecimiento que más allá del dolor y la profunda tristeza que se experimenta en ese momento, se reviste de encuentros con familiares que tenías años que no veías, conoces tíos y primos que no sabías que existían e incluso hasta hermanos que con el paso de los años tu carismático padre fue dejando regados como flores del camino.


Fuente: pixabay.com

En este punto, hablamos de entre dos o tres días donde el difunto se encuentra en un lugar destinado para su despedida, algunos prefieren la intimidad del hogar otros las salas funerarias, pero, todos siempre seleccionamos lo mejor porque pensamos que esa es la forma de honrar a los que compartían con nosotros su existencia. Particularmente, en mi familia sucedió la muerte de una tía, una persona amada cuya vida realmente fue un regalo para quien la conoció, ella paso por una larga enfermedad crónica, lo que permitió a sus hijos tener todo preparado y dispuesto para la hora menguada, o eso pensábamos todos.

Llegado el deceso lo primero fue hacer la declaración de la muerte y sacar el cuerpo del hospital, primer hecho traumático, mi primo me pidió ayuda, debido a que yo ya había pasado por un hecho similar, sin embargo, lo que ninguno de los dos había evaluado eran los cambios que ese proceso había sufrido desde la pandemia. Aquí aparecen los primeros Carroñeros, yo confiada en conocer el proceso me dirigí a la oficina del hospital donde se debía solicitar el acta de defunción y el permiso para retirar el cuerpo, la muerte que había sucedido en la madrugada de ese día nos tomó un día y medio en ese sólo proceso. Primero, que abrieran la oficina, obvio no esperábamos que en la madrugada los funcionarios de forma eficiente como es el deber ser estuvieran de guardia.

Pasadas las 9:30am llegó un funcionario se imaginaran nuestra alegría, ya teníamos allí varias horas esperando a que alguien nos atendiera, sin saludar al vernos levantar de las sillas en la sala de espera nos dijo: -yo no vengo a trabajar sólo a buscar algo en la oficina esperen al que le toca hoy. Nuestra agonía apenas comenzaba, cerca del mediodía llegó otro funcionario quien nos anunció que el iniciaba su turno a las 2pm, bueno a esperar nuevamente. A las 2:30pm fue cuando este funcionario quito el cartel de “cerrado” y se dignó a atendernos preguntándonos los datos de la difunta.

En nuestra desesperación no leímos lo que decía el acta y al llegar a la morgue nos dijeron ¡esta mala! deben volver a llenarla aquí dice que la señora falleció de Covid-19 y ella murió de cáncer. Mi molestia iba en aumento, ese ser no leyó el informe médico para poder llenar el acta pero también me decía a mí misma –cálmate tú tampoco leíste lo que te entregó. Eran las 4:30pm de la tarde cuando llegamos nuevamente a la oficina y al vernos este señor nos dijo –yo ya me voy mi turno terminó, regresen mañana. Yo entre en shock; como pude le explique el error, este hombre sin más nos dijo –es su culpa debieron decirme, total ahorita todos se mueren del virus, aquí esto lo arreglamos en verde, si quieren hoy el acta. Ya transcurrido un día de espera y desespero, mi primo le pago por hacer el trabajo que en primer lugar debía haber hecho bien.

Nuevamente en la morgue ya con el acta correcta el funcionario nos dijo -ya es tarde para retirar el cuerpo, este sale mañana. Pensar en una noche más de tristeza por no tener a mi tía en un lugar digno para honrar su partida simplemente me arrugaba el corazón y me hacía hervir la sangre, mi primo echo un mar de lágrimas rogaba que le dejaran sacar el cuerpo de su madre para comenzar el proceso en la funeraria. Entonces este hombre nos dijo –Por ser ustedes que me caen bien, me traen la cena y unos verdes y autorizo la salida. Nuevamente mi primo accedió.
Ya en la funeraria, entrada la noche con la familia esperando en la sala del velatorio desde la mañana, pues se suponía que desde temprano estaríamos allí.

Mientras preparaban el cuerpo se hizo la hora de cerrar y un funcionario nos anunciaba que no nos podíamos quedar, sólo dos de mis primos podían permanecer en el lugar para verificar que todo estuviera en orden; en resumen ese día hubo velorio sin cuerpo. Llegada la mañana siguiente sólo se nos permitía estar hasta el mediodía en la funeraria, debido a que, aun cuando el cuerpo no estaba el día anterior ya ellos habían hecho todo el trabajo de disponer la sala para la difunta y no era su problema si el cuerpo estaba o no, por los trámites que no dependían de ellos. Nuevamente ante tanta tristeza y una sala llena de familiares que deseaban brindar un último adiós a mi tía, mi primo ahogado en el dolor solo alcanzó a preguntar ¿cuánto?

Así sí, dijo el funcionario, con gusto le extendemos un día más el servicio pase por caja, por favor en efectivo. Llegó el momento del cementerio, al llegar al lugar mis primos tenían todo dispuesto en el panteón familiar donde ya estaban los restos de mi tío y ahora solo era ubicar a mi tía, ah pero en las letras pequeñas del contrato funerario establecía que el servicio del acto de entierro no estaba incluido y este debía pagarse en el cementerio según el costo del día, nuevamente pensé ¡porque no leímos y especialmente las letras pequeñas!. Bien 10am cementerio principal, ya nos esperaban tres hombres en el panteón familiar, ellos se acercaron a nosotros y nos dijeron son 300 verdes en efectivo más la taza municipal y estamos aquí desde temprano un refresco para los panas no está demás.

Así la muerte de una persona amada puede acabar con la economía familiar aun cuando tengas todo “planificado” gracias a los Carroñeros que se nutren y aprovechan del dolor ajeno sacando su tajada de la muerte, el pago que hacían los Griegos al Barquero Caronte para pasar a los difuntos al mundo de los muertos es apenas nada comparado con todo lo que en la actualidad una familia debe hacer para brindar un entierro digno a sus familiares. En mi país la muerte de una persona tiene un costo de entre 2.500 a 3.000 dólares, esto sin contar lo que ya se ha pagado por el servicio funerario, aquellos quienes viven del Oficio de Carroñeros se nutren de la miseria humana haciendo de un momento doloroso uno increíblemente costoso.

Contenido original de Emileira Morón @emimoron en @cervantes

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