El temblor esencial es una perturbación del movimiento que usualmente afecta a las manos, también puede implicar la cabeza, las piernas y la voz. No es un padecimiento que coloque en peligro la vida, mas la altera. Las personas con temblor esencial frecuentemente pierden la capacidad de efectuar actividades sencillas como llevarse la comida a la boca o trabajar, además de enfrentar los sentimientos de aislamiento que se crean, suele ser difícil. Se encuentra definido por un temblor acompasado que se origina al efectuar movimientos voluntarios.
Se han puntualizado dos tipos: iniciación temprana e iniciación tardía. El temprano tiene la característica de ser básicamente descrito por solo un síntoma, donde se destaca el ascenso lento del temblor, comenzado a finales de la adolescencia. En cambio el tardío, progresa rápidamente y se relaciona a mayor prevalencia con demencia que en la población general. Este se inicia en mayores de 65 años. Una de cada 20 personas con más de 30 años de edad y 1 de cada 5 personas con más de 55 años de edad pueden padecer temblor esencial. Comúnmente la edad intermedio de iniciación del temblor es de 40, sin embargo este puede emerger por primera vez a cualquier edad entre la niñez y la vejez.
La explicación fisiológica narra que es el resultado de una comunicación atípica entre estipuladas áreas del cerebro, que incluye el cerebelo, el tálamo y el tronco encefálico. El origen del temblor esencial es desconocido, existe demostración de que en el caso de ciertas personas el trastorno es genético. No obstante, las personas sin referencias familiares de temblor también pueden desarrollarlo.
(Imagen de mi propiedad)
Mi encuentro con él se inició en el año 2017, tengo un hijo de 21 años comenzó a tener temblor en su mano derecha solo al escribir a los 18, así que fue diagnosticado en su momento como Calambre del Escribiente. Posteriormente en el año 2019 el temblor se acentuó, luego la otra mano, la voz, y el diagnostico fue Temblor esencial. Hubo un cambio radical en nuestra vidas, ya él no pudo comer solo, ni afeitarse, ni cepillarse los dientes, hábitos rutinarios que no podía realiza. También vino el abandono, la novia, los amigos, creo que no pudieron manejarlo y se alejaron hasta desaparecer.
Comenzó además una feria de neurólogos y medicamentos para minimizar los efectos, sin mucha eficacia, por otra parte el acompañamiento del sicólogo para poder tener herramientas con las que ayudar y apoyar a mi hijo ante las situaciones complicadas que estaba enfrentando. Personas que lo observan con lastima, imprudencias verbales de todo tipo, comentarios no ajustados a su patología y así un sin fin de aspectos que deben cubrirse cuando se está en ese estado.
Aunque existen numerosos medicamentos para mejorar la condición, en ciertos casos los síntomas no responden a estos procedimientos farmacológicos y es inevitable un acercamiento terapéutico más avanzado. Inclusive hasta recientemente la cirugía era la única opción de estos pacientes considerados resistentes al tratamiento convencional. Con todo eso surge, el naciente desarrollo del Ultrasonido Focal de Alta Intensidad o HIFU, desde el año 2015, presume un avance ya que permite eliminar la actividad cerebral anormal que ocasiona los síntomas y tratar otros asuntos neurológicos sin necesidad de cirugía.
Al ser un procedimiento no invasivo, no amerita ingreso previo y luego de la sesión el paciente es dado de alta en 24 horas. Pueden emerger efectos secundarios, como en cualquier tratamiento, en la mayoría de los casos, suelen resolverse en pocas semanas. Estoy esperanzada en este novedoso procedimiento y así poder finalizar mi aleccionador encuentro con el temblor esencial.