Entre días y luchas de vida nos vamos desvaneciendo sin saber a dónde ir ni como andar, como nómadas sin rumbo, como humo de consumo, como perfume barato, sin dejar rastros.
Volvemos al punto de partida, peleando para descubrir que quieres en tu vida, fijando metas que no sabrás si alcanzaras y con cada circunstancia lo ves más lejos y vas modificando la meta hasta que vuelve ser absolutamente la nada que se convierte en hoyos negros sin justificaciones o tal vez si las hay y las omitimos para no sentirnos mal, derrotados y regresando a ser nuevamente la nada.
Siguen transcurriendo los días, los meses y los años dándote cuenta que camino debiste haber tomado pero es tarde porque ahora que te detienes a pensar te dejaste llevar en exceso por desesperaciones insensatas, siendo la angustia quien te controlaba creyendo que eras humo, nada, si rumbo dando tumbos. Teniendo trasfondos amargos como portadas, rencores como rellenos y tristezas como conclusiones.
Sueños rotos que volvemos a reconstruir amoldados a las necesidades del ahora aprendiendo a tomar en cuenta los detalles de la vida, aprendiendo a tratar con cientos de almas que se han ido recopilando en el pasar de esta, aprendiendo a sobrellevar el huracán que llevamos por dentro y sobre todo aprendiendo a saber sonreír en días nublados.
Concluyendo este drenaje con fuga recordando que seguimos siendo jóvenes mientras podamos y sigamos intentando pero siendo consientes que ya no somos tan inocentes y que vamos al paso que mejor nos solvente.