El universo: símbolo de transformación de la ciencia

Los astrofísicos, en la actualidad, consideran que el cosmos inició su existencia por una gran explosión a partir de un estado extremadamente pequeño, caliente y denso, alrededor de una decena de millardos de años atrás. El universo estático, de estrellas fijas e inmóviles, se transmutó en dinámico, expansivo, lleno de movimiento, en constante transformación; con dicha explosión el cosmos toma una dimensión histórica, es decir, tiene pasado, presente y futuro. En otras palabras, de un universo constituido pasamos a uno constituyente.

Esta noción de universo constituyente es la que asumo para la concepción de una nueva ciencia en el ámbito latinoamericano y caribeño, una ciencia constituyente. Lo constituyente sería la comprensión crítica del clima socio-cultural actual, donde lo vivido represente la expresión de un pensamiento abierto, que signifique la ruptura con aquellos universos simbólicos prescriptivos de la ciencia constituida. Dicha ruptura, como universo constituyente para asumir los desafíos de la formación, la investigación y la innovación del presente siglo, encarnan el encuentro entre el conocimiento científico, el saber popular y el saber cotidiano; esta relación determina a su vez el quiebre con la razón tecno-instrumental y la adopción de una razón sensible, humanista.

Una nueva ciencia, sustentada en el humanismo, debe aspirar a dinamizar y participar en un proceso pensado no solamente para la formación de investigadores, sino también para construir una forma de intervención político-cultural que posibilite cambios transformativos. Es por esto, que la investigación representa una actividad relevante ya que a través de ella los profesionales de ciencia podrán expresar sus necesidades cognitivas, o problemas referidos a su práctica, de esta manera serán impulsores de su desarrollo ulterior.cosmos.jpg

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