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ESPAÑOL
Cuenta la leyenda que en el antiguo pueblo de Magikós, vivían cientos de seres fantásticos que habitaban libremente por lo largo y ancho del pueblo. Se dice que nunca se ha visto un lugar tan colorido y lleno de vida donde hagan vida criaturas mágicas que van desde los duendes hasta los dragones, conviviendo felices.
Sin embargo, no todo era paz y armonía, ya que había una fuerte rivalidad entre los brujos y las hadas, los brujos opinaban que las hadas eran presumidas y se veían ridículas siendo tan perfectas mientras que a ellos se les cuestionaba sus prendas en tonos oscuros; la riña llegó al punto de que estas dos especies se declararon enemigos públicos haciendo énfasis en que ningún brujo le podía hablar a una hada, ni viceversa.
Una clara razón del problema fue que la hermosura del pueblo tenía mucho o todo que ver con que las hadas se encargarán de que siempre hubiese agua, luz, y sobre todo flores, una abundante cantidad de flores siempre adornaba al mágico pueblo.
Porque ninguna hada era tan laboriosa como Hana, el hada de la flora se encargaba de hacer brotar nuevas flores cada día, creando nuevas combinaciones de clases y colores. Él tenía ojos verdes, largas piernas, una cabellera rizada que llegaba hasta sus hombros y unas hermosas alas brillantes con tonos verdosos que le hacían posible volar por el bosque. Nunca paraba con su labor de hacer que florecieran las rosas más perfumadas o las más delicadas margaritas. Incluso había establecido un puesto en el mercado del pueblo donde por un bajo costo hacía aparecer el más hermoso ejemplar que le pidieran sus clientes.
Un día después de haber trabajado todo el día, se dispuso a irse a su casa, pero sin querer algo cayó de su cesta. No sé preocupó hasta que escuchó pasos detrás de él y volteó de manera apresurada para ver a un joven hechicero recoger la rosa blanca que yacía en el suelo solitaria. El brujo parecía realmente feliz por el hallazgo, la risa que soltó mientras sostenía la flor hizo que el corazón de Hana saltará en su pecho sin saber muy bien el porqué. Cuando el hechicero sin nombre se aproximaba el hada se apresuró a ocultarse detrás de un árbol de manzanas, desde ahí pudo apreciar mejor al chico misterioso. Tenía hermosos ojos azules, pómulos afilados, nariz respingada, cabello castaño y una ligera barba. La criatura alada sentía sus mejillas rojas de los nervios, su corazón desbocado y sus alas aleteando felices. ¿Existía el amor a primera vista? Es decir, nunca se había sentido así en lo que llevaba en plano terrenal. Sí, definitivamente le pasaba algo con ese chico y estaba dispuesto a averiguarlo.
A partir de ese día el hada con dones florales, hacía brotar hermosos ejemplares de rosas blancas de un rosal que había posicionado estratégicamente justo en el lugar en el que había visto al hechicero ojiazul el primer día. Siempre obtenía la misma respuesta del joven de aspecto sombrío, una cantarina risa que alegraba su alma y hacía danzar su corazón en su pecho. Lo había observado de manera sigilosa por una semana, una semana en la que está rutina se repetía. Daban las 6 de la tarde y el brujo pasaba por el camino que salida del mercado viendo así las rosas que Hana, había dejado para él.
Todo esto se hubiese quedado en un amor imposible y platónico de no haber sido por el hecho qué en el séptimo día mientras el hada de grandes ojo verdes se escondía detrás de un árbol, una abejita curiosa paso justo encima de su nariz ocasionando un inoportuno y estrepitoso estornudo.
Esto último claramente puso en alerta al joven brujo con aspecto misterioso, quien lo primero que hizo fue sacar su varita, la cual utilizó para conjurar rápidamente unas palabras y paralizar al hada con un hechizo. Cuando pasó su susto inicial el brujo de nombre aún desconocido, notó todas las rosas que estaban posadas cerca del chico de ojos verdes y alas brillantes; así que se tranquilizó y lo sacó de su trance.
Hana al salir de su ensimismamiento estaba tan rojo que parecía una enorme manzana, había sido descubierto de la forma más tonta del mundo. Su primera reacción fue alzar un gran arbusto lleno de flores que lo ayudara a ocultarse.
— Tú eres quien ha dejado todas estas rosas para mí, ¿No es así?— Dijo el brujo con cabello castaño.
Hana hizo desaparecer las grandes ramas que lo rodeaban para asentir con un ligero movimiento, sus mejillas coloreadas de carmín eran la prueba fehaciente de su gran vergüenza. Ya había quedado como un acosador y bicho raro ante la criatura más hermosa que jamás había visto. Estaba acabado. Pensaba que el chico frente a él lo insultaría por ser un hada enamoradizo, pero por el contrario recibió una hermosa sonrisa por parte del castaño que aún tenía su varita mágica entre sus dedos.
— Hola soy Uriel, soy un hechicero— Dijo tendiéndole la mano en su presentación— ¿Puedo saber tu nombre hermoso hadita?
— Soy Hana— Sus alas revoloteaban de felicidad, se veía más hermoso que nunca— Yo soy el hada de las flores.
Uriel dio un pasó al frente tomando su mano de manera delicada, y llevándosela hasta sus finos labios. Después de ese tierno beso en la mano del hada, sus ojos se conectaron. El verde y el azul fundiéndose en uno solo.
Ambos sabían en sus corazones que no había vuelta atrás. La magia del amor estaba floreciendo como si de un poderoso hechizo se tratase. ¿Estaban hechizados? ¿Quién podría saberlo?
— ¿Qué te parece si cómo prueba de agradecimiento por alegrar mi semana te invito a merendar?
Hana había quedado pasmado ante la propuesta de Uriel, sin embargo la ilusión que nació en su pecho fue prontamente aniquilada por el paso de la realidad, no los podía ver juntos. Había una batalla fuera de aquella burbuja que se había formado.
— Me encantaría pero alguien podría vernos— Respondió el hada lamentándose notablemente— No es posible.
El brujo en cambio contestó con una sonrisa brillante que hacía que pequeñas arrugas se formarán alrededor de sus ojos. La luz que desprendía el pleno atardecer hacían que sus grandes ojos azules resplandecieran como el mismo mar. El chico ojiverde alado que estaba frente a él fácilmente se podría perder en el cielo que habitada los ojos del contrario.
— Me ofende muchísimo que pienses que no lo tengo cubierto.
De su pantalón saco nuevamente su varita para lanzar un hechizo de aparición, de repente frente a sus ojos apareció todo un picnic con frutas y refrigerios. Hana se encontraba sumamente maravillado, y lo estuvo aún más cuando Uriel tomo su mano delicadamente invitándolo a sentarse en la fina manta que se encontraba sobre la hierba.
Desde ese día El hada y El brujo nunca se separaron, a partir de ese picnic donde hablaron hasta cansarse de sus gustos y de sus vidas. Fue el inicio de una gran historia de amor que para aquel entonces era tan prohibida que tuvieron que afrontar grandes adversidades para mantenerse fuertes y unidos.
Sin embargo todo esto valió la pena porque al final del camino ambos pudieron unir al reino de las hadas con la gobernación de los brujos en una mágica y colorida boda a la que asistió todo el pueblo de Magikós.
También es de conocimiento popular que si vas a la colina más alta y floreada del pueblo, podrás ver a una peculiar pareja con hermosos hijos que tienen grandes alas, ojos azules y… Mucha pero, mucha magia en sus vidas.
Fin
Esta es mi entrada al concurso de Fantasía de Writtingclub, los invito a participar, ¡Aún queda tiempo!
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ENGLISH
Legend has it that in the ancient village of Magikós, there lived hundreds of fantastic beings that lived freely throughout the length and breadth of the village. It is said that never has there been a place so colorful and full of life where magical creatures ranging from goblins to dragons lived happily together.
However, not everything was peace and harmony, since there was a strong rivalry between the wizards and the fairies, the wizards thought that the fairies were conceited and looked ridiculous being so perfect while they were questioned about their dark clothes; the quarrel reached the point that these two species declared themselves public enemies emphasizing that no wizard could talk to a fairy, nor vice versa.
A clear reason for the problem was that the beauty of the town had much or everything to do with the fairies making sure that there was always water, light, and above all flowers, an abundance of flowers always adorned the magical town.
For no fairy was as industrious as Hana, the flora fairy was in charge of sprouting new flowers every day, creating new combinations of kinds and colors. He had green eyes, long legs, curly hair that reached to his shoulders and beautiful shiny wings with greenish tones that made it possible for him to fly through the forest. He never stopped with his work of making the most fragrant roses or the most delicate daisies bloom. He had even set up a stall in the village market where for a small fee he would bring out the most beautiful specimen requested by his customers.
One day, after working all day, she was ready to go home, but something fell out of her basket. He didn't worry until he heard footsteps behind him and turned hurriedly to see a young sorcerer picking up the white rose that was lying on the ground alone. The sorcerer seemed really happy about the find, the laughter he let out as he held the flower made Hana's heart leap in her chest without quite knowing why. When the nameless sorcerer approached the fairy hurried to hide behind an apple tree, from there she could better appreciate the mysterious boy. He had beautiful blue eyes, sharp cheekbones, a snub nose, brown hair and a light beard. The winged creature felt her cheeks red with nerves, her heart racing and her wings flapping happily. Was there such a thing as love at first sight? I mean, he had never felt this way in his entire earthly life. Yes, there was definitely something going on with that boy and he was ready to find out.
From that day on, the fairy with floral gifts, made beautiful white roses sprout from a rose bush that she had strategically positioned right in the place where she had seen the blue-eyed wizard on the first day. She always got the same response from the somber-looking young man, a singsong laugh that gladdened her soul and made her heart dance in her chest. She had watched him stealthily for a week, a week in which this routine repeated itself. It was 6 o'clock in the evening and the sorcerer was passing by the road that came out of the market, seeing the roses that Hana had left for him.
All this would have remained an impossible and platonic love had it not been for the fact that on the seventh day, while the fairy with the big green eyes was hiding behind a tree, a curious little bee passed right over her nose causing an inopportune and loud sneeze.
This last clearly put the mysterious-looking young wizard on alert, who the first thing he did was to take out his wand, which he used to quickly conjure a few words and paralyze the fairy with a spell. When his initial fright passed, the sorcerer, whose name was still unknown, noticed all the roses that were perched near the green-eyed boy with bright wings; so he calmed down and brought him out of his trance.
Hana coming out of his reverie was so red he looked like a huge apple, he had been discovered in the silliest way in the world. His first reaction was to pull up a large bush full of flowers to help him hide.
“You're the one who left all these roses for me, aren't you?" said the brown-haired sorcerer.
Hana made the big branches that surrounded him disappear and nodded slightly, her cheeks colored with crimson were the proof of her great embarrassment. He had already looked like a stalker and weirdo to the most beautiful creature he had ever seen. He was finished. He thought the boy in front of him would insult him for being a lovesick fairy, but on the contrary he received a beautiful smile from the chestnut who still had his wand between his fingers.
“Hi I'm Uriel, I'm a wizard," he said holding out his hand in his introduction, "May I know your name beautiful fairy?
“I am Hana” His wings fluttered with happiness, he looked more beautiful than ever “I am the flower fairy”
Uriel stepped forward and took her hand delicately, and brought it to his fine lips. After that tender kiss on the fairy's hand, their eyes connected. Green and blue merging into one.
They both knew in their hearts that there was no turning back. The magic of love was blossoming like a powerful spell. Were they bewitched? Who could tell?
“How about as a token of thanks for brightening up my week I buy you a snack?”
Hana had been stunned by Uriel's proposal, however the illusion that was born in her chest was soon annihilated by the passing of reality, she could not see them together. There was a battle outside that bubble that had formed.
“I would love to, but someone could see us," answered the fairy with a noticeable regret, "It is not possible”
The sorcerer instead answered with a bright smile that made small wrinkles form around his eyes. The light of the sunset made his big blue eyes sparkle like the sea itself. The winged green-eyed boy in front of him could easily get lost in the sky that inhabited the eyes of his opponent.
“I'm really offended that you think I'm not in control”
From his pants he took out his wand again to cast an apparition spell, suddenly in front of his eyes a whole picnic with fruits and snacks appeared. Hana was extremely astonished, and was even more so when Uriel took his hand delicately inviting him to sit on the fine blanket that lay on the grass.
From that day on, the fairy and the sorcerer were never separated, since that picnic where they talked until they got tired of talking about their likes and dislikes and their lives. It was the beginning of a great love story that by that time was so forbidden that they had to face great adversities to stay strong and united.
However all this was worth it because at the end of the road both were able to unite the kingdom of the fairies with the governorship of the sorcerers in a magical and colorful wedding attended by all the people of Magikós.
It is also popular knowledge that if you go to the highest and most flowery hill of the village, you can see a peculiar couple with beautiful children who have big wings, blue eyes and... Lots and lots of magic in their lives.
The end
This is my entry for writtingclub Fantasy Contest, I invite you to participate, there is still time!