Amor en "El Montañés" III Parte


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Jaime, escuchaba atentamente y le dijo: “cuando lleguemos al pueblo, vamos a pasar por la ferretería para cancelar la deuda y jamás vayas a pensar que lo hago por otra cosa como tú dices. Por favor, acepta y no te sientas comprometida”. Carmen lo miraba, estaba buscando algo que le indicara que la estaba comprometiendo, para luego hacerle propuestas relacionadas con el sexo; pero no vio nada, su instinto de mujer, el sexto sentido, le decía que era un hombre de respeto y sincero. Se levantaron y continuaron su andar.

Por su parte, Jaime caminaba callado, aspirando la fragancia de Carmen que se le confundía con la emanada por las violetas que los saludaban desde los árboles donde se encontraban y en su reflexionar estaba Carmen y en las ganas de abrazarla, besarla y acariciar con los labios la suave piel canela de su bajo vientre; mas no podía ni siquiera decirle que era bonita. Carmen interrumpió sus pensamientos, para decirle. "Jaime te voy a pagar la deuda, solo necesito tiempo", "yo sé que me vas a pagar y por el tiempo no te preocupes". Ambos se quedaron callados y Jaime volvió hablar, esta vez para preguntarle. "¿Y en condiciones están los aparejos de pesca?", y ella le contestó: "el chinchorro está algo deteriorado, Pancho vive cosiéndolo, las boyas, el nailon, plomadas, nos queda muy poco; lo que implica sacarle fiado a Don Andrés otra vez", "Okay, eso también lo vamos a resolver; pero quiero proponerte algo bueno para los dos", expresó Jaime con una sonrisa en su rostro que impactaba en la bella dama.

Carmen le dijo, estaba a la defensiva, en forma de reto, "haga su proposición". "Quiero asociarme con ustedes en el negocio de la pesca, voy a traer dos curiaras grandes con sus motores y tres equipos de pesca; pero yo no quiero que el Sol siga maltratando tu cabello y la lozanía de tu piel, es decir, serás la administradora de la compañía de pesca y Pacho de una pescadería que vamos a inaugurar, si tú aceptas mi propuesta", "Claro que acepto, siempre soñé con tener una red de pesca o compañía; pero mi esposo y yo no teníamos el capital necesario para eso" exclamó Carmen.

Llegaron al estacionamiento del café, abordaron la camioneta y se dirigieron a la ferretería, pagaron la deuda. Carmen le dio las gracias a Don Andrés y salieron; pero esta vez Carmen le dijo antes de regresar vamos a pasar por mi casa; porque ahora soy yo quien te va a hacer una proposición". Llegaron a la casa, entraron y lo mandó a sentar. "Tu casa es bonita y acogedora, uno siente energía positiva al entrar". Carmen salió con un cafecito, se sentó a su lado y le dijo: "como ahora vamos a ser socios, no te puedo cobrar la renta y no la cobraré; pero quiero que te quedes aquí en tu descanso y no en la cabaña de pancho. No importa que la gente hable". "Está bien, Carmen, voy a llamar a mi hijo para que me envíe las curiaras, los motores y los equipos de pesca y usted debe ir pensando en los pescadores". Carmen se puso a reír y Jaime admiraba la entereza de la mujer, al igual que su belleza.

Regresaron a la cabaña a buscar a la niña y a decirle a Pancho lo de la pescadería y que por ser muy lejos el trayecto hasta el pueblo tenía que mudarse, para atender el negocio y este preguntó ¿Quién va a cuidar mi casa? La respuesta no se hizo esperar, los pescadores que vamos a contratar. Las cuatro personas regresaron al pueblo y se instalaron en la casa de Carmen. Todo marchaba con normalidad. Esa noche, ya instalado en su habitación, descansaba después un reconfortante baño. Escuchó un toque en la puerta, la abrió y era Carmen; quien le anunciaba que a las 7:00 PM era la cena.

Durante la comida, Pancho expresó: "cómo es eso de la pescadería". Ambos, le explicaron. "Para pasado mañana llegan las lanchas con sus motores y los equipos de pesca, así que mañana Carmen y yo, debemos salir a constatar a los pescadores que se van a contratar", dijo Jaime. Intervino Carmen: "Muy bien, Pancho, mientras yo salgo con Jaime, te encargas de seleccionar un espacio, que puede ser el depósito y busca quien te ayude a sacar las cosas de ahí, es lo primero que debes de hacer". Pancho asintió con un gesto y expresó: "mañana es un día fuerte, me voy a acostar para descansar y estar despierto temprano". Laurita, Carmen y Jaime, también se fueron a descansar.

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