Escribiendo entre Poetas y Letras / Día Mundial de la Poesía: la poesía y yo

Tal como expresa el poeta italiano Cesare Pavese en su ensayo “Estado de gracia”, todos los seres humanos vivimos experiencias poéticas, estados en los que la belleza nos toca y genera en nosotros un sentimiento de bienestar o incluso de comunión al contemplar algo, un bello paisaje, una persona. Esto ocurre cuando algo o alguien nos enamora.

Pero también podemos “vivir poéticamente”, como lo señala en un ensayo el poeta venezolano Armando Rojas Guardia. Vivir poéticamente es vivir en atención, contemplar lo que nos rodea como lo hace el poeta o el enamorado. Dejar a un lado la prisa que caracteriza al hombre moderno y detenerse a ver, dialogar con lo que se ve, desde el ser, desde la esencia de lo que somos.

Así me recuerdo desde niña, dialogando con todas las cosas, dejándome sorprender por ellas. Me quedaba viendo las pequeñas hormigas en un parque, una libélula, un saltamontes, o miraba los árboles, el cielo. El cielo me cautivaba especialmente en la noche, a pesar del temor que le tenía a la oscuridad, me recuerdo de niña parándome en la madrugada para ir a ver las estrellas desde el balcón.

Sin embargo, mi vínculo con la poesía no fue temprano. Leí en el colegio los clásicos universales y venezolanos. Empecé a tener una relación más estrecha con la poesía y a escribirla cuando inicié mis estudios de Letras en la Universidad Central. En esa época mi profesor de Castellano y Literatura, Mario Fernández, en el último año de bachillerato, me hizo leer “Cuadernos del destierro” del poeta Rafael Cadenas y me pidió entrevistarlo. Quien a partir de ese entonces se convirtió en uno de mis poetas de cabecera. Al igual que Eugenio Montejo, a quien también conocí pocos años después en una clase de la ensayista María Fernanda Palacios. En sus poemas Eugenio hablaba de los árboles, los pájaros, esos seres que me gustaba contemplar.

Desde muy joven he tenido la suerte de compartir mis versos en público. Los poetas no siempre pueden hacerlo. Por lo general, el oficio poético es solitario, pero cuando lees tus textos en público la poesía se hace pan compartido. El pasado 21 de marzo, Día Mundial de la Poesía, tuve el gusto de leer en sala Eugenio Montejo de la Biblioteca de Los Palos Grandes, en la compañía de otros poetas o personas que, aunque no escriben poesía, les gusta mucho leerla. Les comparto algunos fotos de esa lectura.