Mila y el billete de 20USD como separador de libros

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Imagina que abres un libro que leíste hace tiempo y te encuentras un billete de veinte dólares como separador. Este era el deseo de Mila para poder comprar algo de comida para la semana y pagar el servicio de energía eléctrica que estaba a dos días por vencer, y de que se lo cortaran.

    En otras ocasiones ya le había pasado que encontraba dinero en la bolsa de alguna prenda de vestir, o algunas monedas tiradas bajo el sillón, pero en esta ocasión había revisado cada rincón de la pequeña casa que habitaba, todas las bolsas de pantalones, faldas, vestidos, sacos, chamarras, etc. y no había encontrado nada.

    Su última esperanza era revisar entre los treinta libros que le quedaban, por si entre las páginas de alguno estuviera algún billete que en los tiempos de bonanza hubiera puesto como separador.

    En el momento en que se da la búsqueda del dinero, Mila es una mujer de 49años, madre soltera, con dos hijos, la hija mayor estudiando la universidad y su hijo a un año de ingresar. El contrato de su último empleo había terminado hacía dos meses y no le dieron opción de renovación, así que llevaba ese tiempo buscando empleo sin encontrarlo.

    Gracias a la ayuda de una amiga, había hecho un trabajo por el que le pagarían lo suficiente para sobrevivir una semana, el problema era que faltaban varios días para que le llegara el dinero.

    Sus hijos habían estado ayudando haciendo algunos trabajos que les permitían cubrir los gastos personales de los tres gracias a que se encontraban en periodo vacacional y podían dedicar su tiempo a trabajar sin descuidar los estudios.

    Mila estaba realmente cansada de esa situación, cada día la preocupación la hundía más y más, tanto que el estrés le estaba causando problemas de salud. Los pagos pendientes no dejaban de acumularse, y por más solicitudes de empleo que había enviado, cada vez había menos opciones en las que ella pudiera trabajar debido a su edad y a los problemas de salud.

    Tenía miedo de perder la casa donde vivían por no poder pagar la renta, de que sus hijos tuvieran que dejar la escuela debido a que tuvieran que trabajar para poder mantenerse, y lo peor de todo, es que tenía miedo de llegar al punto de creer que ya no había nada que ella pudiera hacer para mantener a sus hijos y a ella misma.

    En una de las tantas noches de insomnio, después de haber intentando mil cosas para conciliar el sueño, decidió levantarse de la cama y hacer una lista de todas las cosas por pagar y de las fechas de vencimiento
Renta, 300USD - 10 días, Despensa, 350USD - 5 días, Colegiaturas 500 usd - 30 días, Servicios 75usd 2 y 10 días, Transporte, Aseso personal, Aseso del hogar, Médico, medicamentos, etcétera, el total para poder cubrir todo eso sumaba más de 1500 dólares.

    Restando lo que podría pagar con el dinero que le llegaría en unos días, sabía que podría cubrir la renta, los servicios y parte de la despensa, pero y ¿Qué pasaba con los otros conceptos? ¿Cómo iba ha hacer para cubrirlos?

    Estas interrogantes fueron las que le llevaron a buscar dinero por cada rincón de la casa hasta casi el amanecer cuando el cansancio la llevo a la cama, dejando pendiente la búsqueda del billete funcionando como separador.

    Entre el desvelo, la depresión y que sus hijos ya no necesitaban de su ayuda para preparase para ir al trabajo, Mila se quedó dormida hasta casi el medio día cuando un mal sueño la hizo despertar de golpe. Había estado soñando que los desalojaban de su casa, veía a sus hijos con ropa desgarrada, sucia, mal oliente, ella arrastrando cadenas por haber tratado de robar una pieza de pan.

Yo me pregunto ¿A quién no despertaría de golpe un sueño como esos?

    Después de despertar se levantó de la cama y se fue directo a darse un baño, necesitaba refrescarse y terminar de despertar, para pensar con claridad y empezar a hojear con calma libro por libro.

    Una vez frente al librero, no sabía por donde empezar, sentía ganas de sacarlos todos a jalones y ver si así salía algo rápido, también pensaba en pedirle al universo que le dirigiera la mano hasta el libro adecuado. Otra idea que creyó más sensata era ir sacando libro por libro, hojearlo y volver a colocarlo en su lugar.

    La última idea fue la que puso en marcha, he iba por el tercer libro cuando se dio cuenta de que de hacerlo así, tendría que pasar un buen rato de pie, ya que al hojearlo justo donde encontraba alguna marca o algún separador empezaba a leer, lo que le hacía quedarse leyendo una páginas más porque le provocaban una tranquilidad que le sentaba muy bien en esos momentos.

    Para poder seguir disfrutando de esa actividad, que le llevó a olvidarse por un momento de los problemas, tomó unos libros y los puso sobre la mesa de centro de su sala, cerca del sillón individual, donde solía sentarse a leer o a trabajar cómodamente.

    Así después de más de cuatro horas había podido revisar los treinta libros que conformaban su biblioteca personal, pero lo más importante es que se había reencontrado con tesoros que no recordaba que tenía y que a pesar de no ser el billete de 20 dólares que le habrían caído de maravilla, encontró la paz y la idea que le ayudaría a resolver sus problemas.

    El primer tesoro lo encontró en el libro Amagi de Sagar Prakash Khatnani, que las páginas que leyó le ayudaron a recordar que si sus hijos pasaban por momentos "duros" sería para su crecimiento personal. Esto le ayudó a quitarse el estrés de la posibilidad de que sus hijos tuvieran que trabajar para poder pagar sus estudios.

    Harry Potter y la Piedra filosofal. Este fue el segundo libro que le dejó un tesoro, pero no fue sobre lo que estaba escrito, sino lo que había utilizado en su momento de separador, un pedazo de papel que tenía impresas las maneras de obtener un millón de dólares. Donde dice que si tienes un producto de 1 dólar necesitarás vender un millón, que si tienes un producto de 10 dólares, entonces tendrás que vender cien mil productos, y así sigue la escala, entre mayor sea el precio del producto, menos ventas tienes que lograr.

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    Esta frase de Brené Brown en su libro "El poder de ser vulnerable: ¿Qué te atreverías a hacer si el miedo no te paralizara?" fue el tercer tesoro. Ya que con ella se enganchó del libro y lo volvió a leer, viendo así que este libro no sólo tenía un tesoro, sino era toda una mina de oro.

    Con esta información en mente ideó una estrategia, lo primero que tenía que hacer era encontrar un producto que pudiera elaborar con los recursos que tenía, después ponerle el precio que le pareciera justo para identificar cuántos productos debía vender, posteriormente tendría que estudiar cómo encontrar un primer cliente y cómo encontrar más clientes.

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    Al final de la cena, Mila quería contarles el plan, aunque tenía miedo de lo que podrían pensar sus hijos cuando les dijera las opciones que ella les proponía, ya que implicaba reducir los gastos al máximo al menos los siguientes tres meses, incluido el cambio de casa y tal vez hasta de escuela.

    Emprender era una actividad que jamás había desarrollado de manera formal, si había vendido algunas cosas por temporadas, pero siempre como una actividad extra, casi como un pasatiempo. Hacerlo ahora desde cero y sin la seguridad de un sueldo, traería muchos cambios en la vida de los tres.

    Implicaba arriesgarse a consumir recursos que tenían para una semana. Implicaba que tendrían que deshacerse de varias cosas como artículos electrónicos y deportivos que deberían vender para tener recursos, y lo más importante, implicaba que si en un mes su mamá no lograba las metas propuestas, tendrían que dejar la casa ya que no podrían pagar la renta.

    Cuenta Mila que esa noche sus hijos la alentaron a lanzarse y que la apoyarían aunque eso significara tener que trabajar para pagarse sus estudios, y todo lo demás que les había mencionado. En ese momento empezaron a dar ideas de los productos que podría vender.

    El día siguiente con los ánimos y la energía renovada, continuó trabajando en la lista, anotó las cosas nuevas que se le ocurrían mientras arreglaba un poco la casa y se arreglaba ella misma. Cuando tocó el momento de elegir una de ellas, se fue a un parque cercano, sólo con lápiz, papel y las llave de la casa en mano.

    Entre caminatas y un proceso de eliminación basado en los recursos y conocimientos con los que cotaba en ese momento o que tendría que adquirir, se quedó con 3 opciones: a) Hacer Postres b) Dar capacitaciones sobre algunas áreas en la industria de los coches c) Convertirse en vendedora de medios de transporte.

    Cuando tuvo las tres opciones, investigó qué personas estaban ganando suficiente dinero con esas actividades y qué recursos se necesitarían para iniciar y para alcanzar sus metas.
Descubrió que la repostería requería recursos con los que no contaba para poder hacer una diferencia de todo lo que ya estaba en venta actualmente. Sobre las capacitaciones, eso implicaba volver a los lugares donde había trabajado y volver a tratar con personas con las que no estaba lista para volver a convivir, así que a pesar de ser una de las actividades que menos recursos requería, implicaba lugares y personas que no eran convenientes para ella.

    Sí, así fue como decidió convertirse en vendedora de medios de transporte. Donde empezó trabajando por comisión en una pequeña agencia de un conocido, para después de estudiar, de investigar, leer y poco a poco tomando cursos pagados, pasar a ser la mejor vendedora de autos del estado.

    En sólo un año consiguió tener ingresos mensuales superiores a los 20mil dólares, ha conseguido ventas de más de 3 millones para la agencia y actualmente está dando capacitación de ventas a los asesores de ventas que se van integrando a la agencia donde sigue trabajando.

    Además de eso, ha tomado cursos de finanzas personales y de inversiones, sus hijos han concluido la universidad, ahora son dueños de la pequeña casa donde todo empezó, y de vez en cuando deja tesoros en libros que compra para ella, y en los que regala.

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  Gracias por leer este post. Aquí te dejo el link donde puedes encontrar los libros.

Amagi de Sagar Prakash Khatnani

"El poder de ser vulnerable: ¿Qué te atreverías a hacer si el miedo no te paralizara?"


REFERENCIA DE IMÁGENES.
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