 |
|---|
Las redes sociales han sido un fenómeno revolucionario de interacción humana, han estado presentes en nuestras vidas desde hace bastante rato. En mi caso las conocí a mediados del año 2000 cuando trabaja para una empresa consultora de sistemas ubicada en Caracas y que tenía presencia en toda Venezuela.
Recuerdo que comencé a interactuar de forma virtual en las salas virtuales de CANTV (empresa de comunicaciones del estado venezolano), Yahoo!, y las que me encantaron MySpace y Messenger de Hotmail Microsoft. Interactué con muchas personas de todas partes del mundo.
Más tarde conocí a Facebook, que atrapó a más de uno por la innovación de subir imágenes, luego a Twitter hoy llamada X, que es la que uso para enterarme del acontecer mundial, YouTube el rey de los videos, Instagram para uso comercial, LinkedIn, una excelente plataforma para profesionales y la banalidad de TikTok que también se puede usar para el comercio. Pase por muchas otras, pero para mis propósitos me he quedado con las antes nombradas, las más populares. En el 2021 conocí las redes sociales de la web 3.
Las redes han transformado la forma en que nos relacionamos, en que nos informamos y expresamos nuestras opiniones. De alguna forma han sido unas herramientas que nos han suministrado grandes beneficios, pero también nos han presentado desafíos bastante significativos. La persona que me ayudó a entrar en este universo me dijo con firmeza que las redes sociales [no] son un terapeuta, no debes llevar tu vida privada a ese mundo. Eso lo agradezco bastante y ese mensaje siempre lo he transmitido a familiares y amigos. Después de más de 20 años en las redes, todavía veo personas exponiendo sus pesares en sus publicaciones.
Considero que el problema mayor en este universo ha sido la proliferación de comentarios llenos de odio. Mensajes venenosos que al no saber manejarlos pueden dañar la salud mental, polarizar a la sociedad y afectar la calidad del discurso público. Esto lo podemos ver en un simple comentario de algún usuario, como en un mensaje de algún político o gobernante. Se ha usado como una herramienta para atacar al contrario o el que difiere de una opinión.
Considerando lo aprendido en estos años, puedo decir que la primera línea de defensa contra los comentarios odiosos es la educación. Debemos comprender que en las redes sociales estamos expuestos a cualquier comentario. O sea, no son un espacio sin consecuencias. Cada palabra que escribimos tiene un impacto, es una vía de doble sentido, lanzaremos algo y algo recibiremos. Puede ser algo positivo, como algo negativo, o peor, no habrá respuesta. Esto último ha afectado a muchos por sentirse menospreciados. Claro, todo dependerá de lo que publicamos. Ley de la acción, reacción. Por lo tanto, es crucial fomentar la conciencia sobre el poder de nuestras palabras y la responsabilidad que conlleva expresarnos en línea.
Si el caso es que nos encontremos con comentarios llenos de odio, nuestra reacción natural puede ser la ira o la indignación. Sin embargo, no hay que alimentar ese monstruo. Responder de igual forma solo perpetúa el ciclo negativo. En lugar de eso, pienso que la mejor respuesta es no dar respuesta, no dar importancia a los comentarios tóxicos puede privar a los autores de la atención que buscan.
Otra cosa que podemos hacer en el caso de la violencia escrita, es bloquear o silenciar al autor. Las redes sociales ofrecen herramientas para bloquear o silenciar a usuarios problemáticos. Utilicémoslas sin miedo y si la situación se mantiene, denunciemos los comentarios ofensivos a las plataformas. Muchas redes tienen políticas contra el odio y toman medidas contra los infractores.
En ocasiones me ha tocado vivir momentos con esos comentarios negativos o de confrontación. En esos casos he buscado un diálogo constructivo. Pero si la cosa se pone algo insoportable, le dejo una interrogante: ¿cuál es tu opinión? A veces, una pregunta genuina puede abrir una conversación más significativa.
Como sea, solo soy el dueño de mi pensar, no puedo cambiar la forma de pensar del otro, por lo tanto, cuando comparto mi perspectiva, lo hago sin atacar, buscando la empatía, una herramienta que abre corazones. Hay que tener en cuenta que cuando se hacen comentarios de odio, injuria, difamación o amenaza, estamos cometiendo un delito que es contemplado en las leyes de la mayoría de los países.
Desde hace más de 20 años en Venezuela hemos escuchado hasta la saciedad los mensajes de odio. Una constante que se hace presente en el verbo de los gobernantes. Esto se ha notado en los medios de comunicación, en los discursos ante las masas y ahora está muy pronunciado en las redes sociales.
El mismo autor de esos mensajes, ha creado leyes que regulan las redes sociales con la supuesta acción de combatir el odio. Un ejemplo sería La Ley contra el Odio, que busca sancionar a quienes promuevan el odio e intolerancia en línea, la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos (Ley Resorte) para abordar la regulación de los medios de comunicación y redes sociales. Pero nada hacemos si el que promulga, es el primero que infringe la ley o que la usa para su beneficio.
Para terminar mi participación, considero que enfrentar los comentarios odiosos en las redes sociales requiere una combinación de educación, empatía y regulaciones efectivas. Como usuarios, es nuestra obligación esforzarnos por crear un entorno en línea más positivo y constructivo. Debe haber un equilibrio. Recuerda, las redes sociales no son para exponer nuestra vida privada. En mi opinión, las redes sociales en su mayoría son un mundo banal. Yo las uso más que nada para mi beneficio comercial.
Todos los Derechos Reservados. © Copyright 2024 Germán Andrade G.
Contenido original escrito para:
¡Comentarios que destilan odio! ¿Cómo hacerles frente? -Breves estrategias- por @emiliorios.
Extiendo una cordial invitación para @cautiva-30 y @luisanarincon7.
Imágenes generadas y editadas usando CANVA.
Es mi responsabilidad compartir con ustedes que, como hispanohablante, he tenido que recurrir al traductor Deepl para poder llevar mi contenido original en español al idioma inglés. También, hago constar que he utilizado la herramienta de revisión gramatical Grammarly.
English
 |
|---|
Social networks have been a revolutionary phenomenon of human interaction, they have been present in our lives for quite some time. I met them in mid-2000 when I worked for a systems consulting company located in Caracas and had a presence throughout Venezuela.
I remember that I started interacting virtually in the virtual rooms of CANTV (Venezuelan state communications company), Yahoo!, and the ones I loved MySpace and Messenger of Hotmail Microsoft. I interacted with many people from all over the world.
Later I met Facebook, which caught more than one for the innovation of uploading images, then Twitter today called X, which is the one I use to find out about world events, YouTube the king of videos, Instagram for commercial use, LinkedIn, an excellent platform for professionals and the banality of TikTok that can also be used for commerce. I went through many others, but I have stayed with the most popular ones for my purposes. In 2021 I met the Web 3 social networks.
Networks have transformed the way we relate to each other, and the way we inform ourselves and express our opinions. In some ways, they have been tools that have provided us with great benefits, but they have also presented us with significant challenges. The person who helped me enter this universe told me firmly that social networks [are] not a therapist, you should not take your private life into that world. I'm very grateful for that, and I've always passed that message on to family and friends. After over 20 years on the networks, I still see people exposing their sorrows in their publications.
I consider that the biggest problem in this universe has been the proliferation of hate-filled comments. Poisonous messages that if we do not know how to handle them can damage mental health, polarize society, and affect the quality of public discourse. We can see this in a simple comment from a user, as in a message from a politician or ruler. It has been used as a tool to attack the opponent or the one who differs from an opinion.
Considering what I have learned in these years, I can say that the first line of defense against hateful comments is education. We must understand that in social networks we are exposed to any comment. In other words, they are not a space without consequences. Every word we write has an impact, it is a two-way street, we will send something and we will receive something. It can be something positive, or something negative, or worse, there will be no response. The latter has affected many because they feel slighted. Of course, everything will depend on what we publish. Law of action, reaction. Therefore, it is crucial to foster awareness about the power of our words and the responsibility that comes with expressing ourselves online.
If the case is that we encounter hateful comments, our natural reaction may be anger or indignation. However, we should not feed the monster. Responding in kind only perpetuates the negative cycle. Instead, I think the best response is to not respond at all; not giving toxic comments importance can deprive the perpetrators of the attention they seek.
Another thing we can do in the case of written violence is to block or silence the perpetrator. Social networks offer tools to block or silence problematic users. Let's use them without fear and if the situation persists, report the offensive comments to the platforms. Many networks have anti-hate policies and take action against offenders.
Sometimes I have had to live moments with these negative or confrontational comments. In those cases, I have sought constructive dialogue. But if it gets a little unbearable, I leave a question: what is your opinion? Sometimes a genuine question can open up a more meaningful conversation.
Anyway, I am only the master of my thinking, I cannot change the other's way of thinking, therefore, when I share my perspective, I do it without attacking, seeking empathy, a tool that opens hearts. We must keep in mind that when we make comments of hate, slander, defamation, or threat, we are committing a crime that is contemplated in the laws of most countries.
For more than 20 years in Venezuela, we have been hearing messages of hatred ad nauseam. A constant that is present in the verb of the rulers. This has been noticed in the media, in speeches before the masses and now it is very pronounced in social networks.
The same author of these messages has created laws that regulate social networks with the supposed action of combating hate. An example would be The Law against Hate, which seeks to punish those who promote hatred and intolerance online, and the Law of Social Responsibility in Radio, Television, and Electronic Media (Ley Resorte) to address the regulation of media and social networks. But we do nothing if the one who promulgates is the first one who breaks the law or uses it for his benefit.
To conclude my participation, I believe that dealing with hateful comments on social networks requires a combination of education, empathy, and effective regulations. As users, we should strive to create a more positive and constructive online environment. There must be a balance. Remember, social networks are not for exposing our private lives. In my opinion, social networks for the most part are a banal world. I use them mostly for my business benefit.
All rights reserved. © Copyright 2024 Germán Andrade G.
The original content was written for:
Hateful comments! How to deal with them? -Brief strategies- by @emiliorios.
Images generated and edited using CANVA.
It is my responsibility to share with you that, as a Spanish speaker, I have had to resort to the translator Deepl to translate my original Spanish content into English. I also state that I have used the grammar-checking tool Grammarly.
