Tengo dos días intentando escribir sobre el luchar y el dejarse fluir en los procesos de cambio. El discurso no fluye, estoy completamente desconcentrada, me levanto a cada rato, camino, respiro tratando de organizar las ideas, buscando el tono ligero, pero serio y nada, la página sigue en blanco o peor aún, escribo una frase que borro enseguida porque no conecto con ella y lo que quiero expresar.

He decidido dejarme fluir en el proceso, escribir lo que en este momento estoy sintiendo y ese bloqueo que surge cuando no encuentras las palabras apropiadas para expresar lo que quieres.

Entonces me doy cuenta de que es, precisamente, ese pensamiento, sentimiento, actitud de lucha, el que no me deja relajar para que las ideas fluyan, porque la lucha se trata de eso, de querer forzar, arrear, jalar las ideas para darle una forma adecuada y coherente en el texto. Mientras lucho la pared del bloqueo se hace más resistente, impenetrable, mis ideas no encuentran las notas para crear una danza armoniosa, ligera, que salgan a la escena con gracia.

Mientras voy escribiendo estos párrafos llegan retazos de algo que leía en estos días sobre la Ley de la reversibilidad, en oposición a la ley de la atracción y me digo: Mientras más lucho más atraigo el bloqueo, lo refuerzo porque estoy metida en él, es como tratar de luchar contra la resaca marina, braceas hasta el cansancio y sigues en el mimo lugar e incluso en aguas más profundas.

¿Y cuál es la recomendación ante este fenómeno marino para poder salir de él? Revertir tu proceso: Relajarte, dejar de luchar contra esa fuerza, buscar otros caminos o esperar a que pase, lo cual implica canalizar el miedo e incluso anular el instinto de supervivencia de querer bracear con más fuerza, también sabemos que en momentos de supervivencia, en muchísimas ocasiones, lo que nos puede salvar es tomar un respiro para pensar cuál es la mejor opción para salir del atolladero.

Evolutivamente, hemos sido luchadores y posiblemente eso es lo que nos ha traído hasta este momento histórico donde seguimos con tantas luchas que el concepto de evolución se difumina en una niebla tan blanca que cada uno le va dando su propia definición.

Sin embargo, hablar de las luchas internas, desde mi punto de vista, es una idea que resulta, hoy en día, obsoleta, pues el conocimiento en este sentido ha avanzado tanto, sobre todo a nivel de cerebro y con él la neurociencia que el sentido de “lucha” no tiene cabida.

Al pensar, sentir, hablar en términos de lucha es estar conectados con la dificultad, con una guerra con nosotros mismos y cuando estamos en guerra, como comentaba al inicio, también creamos la resistencia y estas resistencias no nos dejan avanzar.

Así que hoy hablamos de reenfocarnos, de darle a nuestro cerebro caminos e ideas novedosas que le permitan hacer nuevas y distintas conexiones para transformar aquello que no queremos en nuestra vida.

¿Significa esto que nos estamos convirtiendo en seres pusilánimes, que no tenemos coraje y valor para comprometernos con nosotros mismos y salir adelante con los retos que se nos presenta o nos plateamos? Creo firmemente que cada día tenemos más valor y estrategias para afrontar y vamos soltando la “manía” del enfrentamiento.

Es decir, ante las situaciones adversas y los retos nos detenemos, buscamos alternativas, redimensionamos y actuamos. No nos enfrentamos en una lucha sin cuartel con nosotros mismos y dejando que sean las emociones las que den la batalla, saliendo de la misma, agotado, desgastados física, mental y espiritualmente.

No luchamos, sino que deliberadamente accionamos de manera diferente, positiva, constructiva para crear panoramas existenciales más amables y que este camino que llamamos vida lo transitemos desde la aceptación transformadora y el bienestar.

In English

I have two days trying to write about the struggle and the flow in the processes of change. The speech does not flow, I am completely unfocused, I get up all the time, I walk, I breathe trying to organize the ideas, looking for the light but serious tone and nothing, the page is still blank or worse, I write a sentence that I erase immediately because I do not connect with it and what I want to express.

I have decided to let myself flow in the process, to write what I am feeling at this moment and that blockage that arises when you can't find the right words to express what you want.

Then I realize that it is, precisely, that thought, feeling, attitude of struggle, which does not let me relax to let the ideas flow, because the struggle is about that, wanting to force, herd, pull the ideas to give it a proper and coherent form in the text. As I struggle, the wall of the blockage becomes more resistant, impenetrable, my ideas do not find the notes to create a harmonious, light dance, to go out to the scene with grace.

While I am writing these paragraphs, there come snippets of something I was reading these days about the Law of reversibility, as opposed to the law of attraction and I say to myself: The more I fight, the more I attract the blockage, I reinforce it because I am stuck in it, it is like trying to fight against the marine undertow, you fight until exhaustion and you continue in the same place and even in deeper waters.

And what is the recommendation before this marine phenomenon in order to get out of it? Reverse your process: Relax, stop fighting against that force, look for other ways or wait for it to pass, which implies channeling fear and even annul the survival instinct of wanting to brace harder, we also know that in moments of survival, on many occasions, what can save us is to take a breath to think about what is the best option to get out of the quagmire.

Evolutionarily, we have been fighters and possibly that is what has brought us to this historical moment where we continue with so many struggles that the concept of evolution is blurred in a fog so white that each one gives it its own definition.

However, to speak of internal struggles, from my point of view, is an idea that is, nowadays, obsolete, since knowledge in this sense has advanced so much, especially at the level of the brain and with it neuroscience, that the sense of “struggle” has no place.

To think, to feel, to speak in terms of struggle is to be connected with difficulty, with a war with ourselves and when we are at war, as I said at the beginning, we also create resistance and these resistances do not allow us to move forward.

So today we talk about refocusing, about giving our brain new paths and ideas that allow it to make new and different connections to transform what we do not want in our life.

Does this mean that we are becoming fainthearted beings, that we do not have the courage and courage to commit ourselves to ourselves and move forward with the challenges that we are presented with or that we set ourselves? I firmly believe that every day we have more courage and strategies to face and we are releasing the “mania” of confrontation.

That is to say, when faced with adverse situations and challenges, we stop, we look for alternatives, we resize and we act. We do not engage in an all-out fight with ourselves and let our emotions do the fighting, leaving the battle exhausted, worn out physically, mentally and spiritually.

We do not fight, but we deliberately act in a different, positive, constructive way to create kinder existential panoramas and that this path we call life we walk it from the transforming acceptance and wellbeing.