En algún momento de nuestra vida hemos tenido que pasar o haber presenciado la presión social, es como estar controlados. Aunque tengamos nuestros propios criterios y opiniones, podemos dejarnos llevar por la presión social y dejar de lado nuestros deseos por seguir los de alguien más. Esto no es algo que es resiente, sino que es algo que existe desde hace muchos años, a pesar de eso, nos sigue afectando hasta la actualidad.
La presión social puede hacer que cometamos errores o cosas que no queramos, esto nos puede afectar mucho, y no solo psicológicamente.
Los jóvenes sufren mucho por esto, y hacen cosas solo por obtener la aprobación social. Eso es muy cruel, ya que los llevan a hacer retos o tomar, fumar o fugarse solo para encajar, aunque ponga en riesgo su integridad. La presión social puede provocar que cambien su criterio y su forma de ser, sin darse cuenta de todo el daño que les pueden causar en el presente y en el futuro.
Cuando estaba en secundaria se veía mucho esto, recuerdo que había mucha presión por bajar de peso y estar delgadas, yo caí en eso, esto me provocó inseguridades con las que tuve que linear por muchos años.
Cuando cambié de colegio, eran otras cosas que yo estaba consciente de que no eran buenas y, a pesar de la presión social, no me dejé llevar. Por eso me trataron muy mal, fueron realmente crueles conmigo. Es increíble el rechazo solo por no hacer lo que el resto hace y consideran que está bien.
La presión también se da en la vida adulta. Las mujeres, por ejemplo, tenemos la presión social de tener pareja, ser esposas o madres perfectas y siempre lucir bien. Aunque algunas mujeres suelen ceder ante la presión para ser madres, esto puede llegar a ser un error, ya que algunas no se sentirán o estarán preparadas para ejercer el rol de madre.
Otra presión es tener pareja. Si llevas mucho tiempo soltera, empieza la presión social por mil. Las personas pueden llegar al estreno de buscarte pareja, esto es muy molesto y vergonzoso, a mí me ha sucedido y es incómodo que en las conversaciones destaquen que no tienes pareja o comentario como que voy a quedarme sola. Y esto no solo aplica a las mujeres, también los hombres pasan por esta misma presión social de casarse, tener hijos y ser el proveedor del hogar.
Hay personas a quienes la presión social no los afecta porque son personas fuertes y no dejan que su criterio sea cambiado por la multitud, y aunque sea el único, seguirá en pie. Esto es muy admirable.
Aunque es un poco fuerte, las personas que se dejan llevar por la presión social son más débiles, estos mismos son inseguros y se dejan llevar por lo que quieran los demás. Como en mi caso que en mi juventud cometí ese error, pero podemos cambiar y convertirnos en personas fuertes y seguras.
Aunque la sociedad nos imponga un patrón, si nosotros no queremos seguirla, no lo haremos. No podemos cambiar nuestros criterios por los demás.
Nosotros guiaremos nuestra vida a dónde queramos sin dejar que las opiniones importen. A veces es bueno luchar contra la corriente para encontrarnos a nosotros mismos y conseguir más confianza. También para mantenernos firmes, no solo en nuestras opiniones, sino ante los criterios.