El deseo de navidad de Ana (Español/Ingles)

Ana estaba molesta, quiso ocultarlo pero su ceño fruncido y las lágrimas en sus ojos la delataban; su madre se sentía mal por ella, no era la primera vez que esto pasaba. La semana anterior se habían tenido que retirar de la fiesta de cumpleaños de su primo Carlos y ahora se retiraban a medio partido de futbol del campeonato navideño del vecindario. Ana solo tenía nueve años, no entendía porque su hermano Luis tenía TEA, ni porque le molestaba el ruido, sentía que su pequeño hermano de cinco años le estaba arruinando todo esa navidad.

Al día siguiente Ana fue a la escuela, ese día se despediría de sus amigas hasta el próximo año, pues venían las vacaciones por las fiestas. Eso le incomodaba un poco a Ana, pues la escuela era el único lugar donde sentía que descansaba un poco de su familia. Al final de la jornada la maestra les deseo a todos felicidades y les recordó que escribieran su carta a Santa, Ana le dio un abrazo a sus amigas y cada una tomo su camino a casa.

Cuando llego la noche Ana ceno con su familia y fue a su habitación, se sentía tranquila pero algo muy en sus adentros la estaba molestando. No quería que su hermanito siguiera arruinando los momentos con su familia, siempre que salían juntos tenían que volver antes de tiempo, dejar todo tirado porque a él le molestaba el ruido o las aglomeraciones. Entonces a Ana se lo ocurrió una turbia idea, le pediría a Santa en su carta que su hermano fuese como los otros niños.

Al día siguiente despertó mas tranquila, sentía que se había quitado un peso de encima. Su madre era enfermera, pero desde que Luis nació había decidido trabajar como freelancer para estar en casa y administrar mejor su tiempo, pues el pequeño necesitaba más atención. Su madre estaba trabajando en el escritorio, cuando vio a Ana acercarse la miro tiernamente.

-Dentro de unos días será navidad, espero que Santa te traiga muchos regalos – Dijo su madre con expresión de picardía – tu padre y yo sabemos que has tenido unos días difíciles, pero debes tener paciencia, te prometo que todo mejorará.

Ana estaba sorprendida, siempre había pensado que a sus padres no les interesaba como ella se sentía. Corrió a los brazos de su madre y se dieron un fuerte abrazo. Así pasaron los días y llego la noche buena, comieron y celebraron en familia, entre la algarabía Ana olvido el regalo que le había pedido a Santa, esa noche cayo rendida en su cama antes de las diez. Lo que ella no sabía era que a veces los deseos se hacen realidad y por eso hay que ser muy cuidadoso con lo que deseamos.

Ana despertó al día siguiente y la casa estaba en silencio, no era normal porque su hermano Luis se despertaba muy temprano y todos en la casa se activaban con él. Recordó los regalos y corrió a la sala, al pie del gran pino navideño estaban todos los regalos envueltos, Ana quiso correr a abrirlos pero se percató de que no había nadie más de su familia. Busco a su madre en todos lados, pero no la hallo, fue arriba en busca de su padre y lo encontró en el pasillo. Está muy serio, nunca había visto esa expresión amargada en la cara su padre, siempre llevaba esa sonrisa que iluminaba todo cuando él llegaba. Sin embargo allí estaba el día de navidad con una cara gris y alargada.

La saludo fríamente, Ana le pregunto por su madre

-Tu madre está trabajando hoy en el hospital, sabes que tenía guardia, las enfermeras no tienen descanso – respondió su padre mientras caminaba hacia la puerta.

Ana le pregunto por Luis, su padre la miro confundido, como si no la reconociera

-Sabes que tu hermano no pudo viajar esta navidad, los estudios en la universidad lo tienen muy atareado – comentó su padre con indiferencia- Deberías ir a la cama otro rato, creo que sigues dormida. Tu madre no vendrá hasta mañana y yo debo trabajar también, hay comida en el horno y los regalos están en el árbol, que tengas una feliz navidad cariño.

Ana se sintió sola y desamparada, estaba confundida y desorientada. Empezó a llorar desconsoladamente y su propio llanto le recordó a su hermanito Luis, entonces recordó también el deseo que le había pedido en su carta a Santa. Efectivamente su deseo se había hecho realidad, ahora Luis era igual que los hermanos de sus amigas, pero su vida era solitaria y desdichada. Entendió entonces que su familia y su hermano eran perfectos tal cual eran y que el hecho de que Luis tuviese TEA no era un impedimento para ser felices, que los obstáculos se los ponía ella misma.

Respiró profundo, quería dejar de llorar pero no podía, se hecho en el sillón desconsolada, no sabía qué hacer para que todo fuese como antes y entre sollozos se quedó dormida. Al despertar estaba nuevamente en su cama y escucho el ruido habitual en el resto de la casa, sintió que la alegría la invadió. Corrió afuera y ya estaban todos despiertos, abrazo a sus padres y a su hermano, todos se alegraron de verla contenta ya que en los últimos días había estado un poco agria.

Aquella experiencia la ayudo a entender que gracias a su hermano mamá estaba todo el día en casa y que su padre había asumido la alegría como estandarte para contenerlos a todos desde la ternura. Se dio cuenta que todo eso era posible porque Luis era Luis. Ana también entendió que debía hablar con sus padres sobre cómo se sentía y que podían diseñar juntos espacios para que todos se sintieran cómodos y felices.

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Ana's Christmas Wish (Spanish/English)