Desde el momento en que nacemos empezamos a afrontar lo desconocido, el mundo cambia y ya no estamos en un lugar oscuro y cálido, sino en un lugar frío e iluminado. A lo largo de nuestras vidas, el cambio es nuestra realidad.
Recuerdo que cuando era niña la inocencia era mi principal característica. Mi abuela, era mi centro, mi refugio puesto que cualquier miedo o contratiempo era motivo suficiente para llorar ya que cada pequeña cosa significó mucho para mí y ni hablar de la etapa de estudiar.
Sin embargo, el juego y el amor eran mis prioridades y no tenía nada más de qué preocuparme. Luego llega la pubertad, junto con las hormonas, haciéndome sentir un volcán de emociones cambio mi visión de la vida, mis intereses y llegamos a creer que la razón es nuestra, e incluso juramos que sabemos más que nuestros padres.
Y es porque estamos en un período de transición, donde no puedes actuar como una niña, pero tampoco puedes actuar como un adulto. Recuerdo que en ese momento quería más libertad, pero mi abuela pensaba, con razón, que no estaba preparado para ello y murió con ese pensar.
Ha pesar de que asumi la responsabilidad de esta etapa, pero con las mismas limitaciones. Era un mundo muy peligroso en el que involucrarse. Habiendo recibido mi título, ya soy un adulto, pero a los ojos de mis padres todavía soy débil hasta que decidí cambiar de lugar de residencia y definitivamente hay muchos peligros en el camino. Ahora que soy madre entiendo las preocupaciones de mis padres, pero no siempre es la mía, con un poco más de 24 años dejé el nido y comenze a vivir con quién hoy en día es mi pareja y al poco tiempo tuve a mi primera hija.
Al mismo tiempo tenía miedo al amor por desconfianza en la sinceridad de los hombres, pero mi pareja supo hacerme sentir que estaba en un ambiente seguro, pero en sus brazos nada podía pasarme, sentía que no lo había y asi fuimos construyendo un mundo mágico, mi hogar, mi lugar seguro, y era responsable de mí misma y de la propiedad de mi destino. Me sentí fuerte y feliz y han transcurrido un par de años desde entonces y aún así me siento.
Ahora bien la decision de tener a mi hija fue una decisión muy difícil para mí, porque es que siempre pensé que este mundo no era el mejor lugar para los niños. También sabía que por mis compromisos laborales no podría pasar todo el día con mis hijos, pero sin embargo mi hija llegó a mi vida sin buscarla y se esforzó por hacerme darme cuenta de que todavía tenemos mucho que ofrecer y después de un tiempo, acepté y ahora a sus 6meses es nuestro tesoro más preciado.
Este es el comienzo de una nueva etapa en mi vida, donde ya no soy yo, sino ella, mis necesidades pasan a un segundo plano y mi motor es mi familia, quienes me llenan de felicidad y amor.
Finalmente cada vez es más necesario llegar a ser una persona más madura, ser racional, estable, reflexiva, tolerante y amorosa. Ser madre, esposa, mujer y profesional es un trabajo duro, pero con amor todo es tan difícil, aunque no siempre sea color de rosa.
Y en cuanto a mí, tengo casi 28 años y no tengo ni sombra de la niña que era cuando era más joven y pensaba que el mundo estaba a mis pies y aprendí que las cosas no siempre salen como esperaba, pero eso no es malo porque al final todo sale para bien. Lo más importante es seguir adelante con lo que nos propusimos porque no hay algo más real y significativo como lo es los signos de envejecimiento que son evidentes, como canas, arrugas y cabello lacio. Aun así, trato de pensar en la suerte que tengo de estar con mi familia cada año y en cómo cada uno de estos signos es prueba de que los tengo. Al fin y al cabo, como dice el refrán, la edad es sólo un número y solo es cuestión de disfrutarlos al máximo y ver esos sueños más anhelados realizados.
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From the moment we are born we begin to face the unknown, the world changes and we are no longer in a dark and warm place, but in a cold and illuminated place. Throughout our lives, change is our reality.
I remember when I was a child, innocence was my main characteristic. My grandmother, she was my center, my refuge since any fear or setback was enough reason to cry because every little thing meant a lot to me, not to mention the stage of studying.
However, gambling and love were my priorities and I had nothing else to worry about. Then puberty arrives, along with hormones, making me feel a volcano of emotions, I change my vision of life, my interests and we come to believe that we are right, and we even swear that we know more than our parents.
And it's because we're in a transition period, where you can't act like a child, but you can't act like an adult either. I remember at the time wanting more freedom, but my grandmother rightly thought I wasn't ready for it and died with that thought.
Although I took responsibility for this stage, but with the same limitations. It was a very dangerous world to be involved in. Having received my degree, I am now an adult, but in the eyes of my parents I am still weak until I decided to change my place of residence and there are definitely many dangers along the way. Now that I am a mother I understand the concerns of my parents, but it is not always mine, with a little more than 24 years I left the nest and began to live with who today is my partner and soon after I had my first daughter.
At the same time I was afraid of love because of distrust in the sincerity of men, but my partner knew how to make me feel that I was in a safe environment, but in his arms nothing could happen to me, I felt that there was not and so we were building a magical world, my home, my safe place, and I was responsible for myself and the ownership of my destiny. I felt strong and happy and it's been a couple of years since then and I still feel.
Now the decision to have my daughter was a very difficult decision for me, because I always thought that this world was not the best place for children. I also knew that because of my work commitments I would not be able to spend all day with my children, but nevertheless my daughter came into my life without looking for her and she made an effort to make me realize that we still have a lot to offer and after a while, I accepted and now at 6 months old she is our most precious treasure.
This is the beginning of a new stage in my life, where it is no longer me, but her, my needs take a back seat and my engine is my family, who fill me with happiness and love.
Finally, it is increasingly necessary to become a more mature, rational, stable, reflective, tolerant and loving person. Being a mother, wife, woman and professional is hard work, but with love everything is so difficult, even if it is not always rosy.
And as for me, I'm almost 28 years old and I'm not a shadow of the girl I was when I was younger and thought the world was at my feet and I learned that things don't always turn out as I expected, but that's not a bad thing because in the end everything turns out for the best. The most important thing is to follow through with what we set out to do because there is nothing more real and significant than the signs of aging that are evident, such as gray hair, wrinkles and straight hair. Still, I try to think about how lucky I am to be with my family each year and how each of these signs is proof that I have them. At the end of the day, as the saying goes, age is just a number and it's just a matter of enjoying them to the fullest and seeing those long-cherished dreams come true.
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