Saludos a la comunidad de @ecotrain una vez más me atrapó la iniciativa para debatir sobre un tema interesante por demás. Desde ayer que leí la publicación he estado dando vuelta a la idea. Son muchas aristas con la que podemos abrir un buen debate pero entiendo que cada quien lo asumirá y desarrollará con base a sus propias perspectivas.
Hablar de monstruo me ubicó en el contexto social, esto obviamente fue mi primer impacto. En los últimos años también he sido testigo de las monstruosidades de un gobierno que acabó con todo un pueblo, su maldad no ha tenido límites y dar detalles para dejar evidencia sería imposible por lo extenso y delicado del asunto.
La mirada de monstruo no puede hacerse solo hacia lo exterior, también desde la interioridad de cada ser debemos hallarlo y darle contexto. Tanto en exterior como en lo interior hay momentos de obscuridad y desasosiego. Desde la mirada de lo que soy y estoy en condiciones de hacer, desde allí puede despertar ese monstruo que habita dentro.
Nos quejamos por los maltratos recibidos en esta sociedad dura y cruel. Tenemos claro los nombres de quienes cometen actos atroces en contra de los más vulnerables. Abuelos, niños, personas con diversidad funcional, hombres y mujeres y también los enfermos reciben a diario su dosis de maldad. Sin embargo, rara vez nos preguntamos, ¿cómo contribuyo para aumentar los límites de monstruosidad? Y ¿Cómo afecta a los otros?
…me refiero a las personas... seres humanos, que por una razón u otra han comenzado a actuar de manera violenta, agresiva, paranoica, narcisista y cualquier otra característica.
Yo también me refiero a las mismas personas, a esas que se convierten en cómplices y otorgan con su silencio el permiso para cometer barbaries. He aquí un argumento donde sugiero la revisión interna del ser.
La monstruosidad vive en cada uno de nosotros y el contexto es solo la excusa para tener a quien culpar. Ver cómo maltratan a un niño es monstruosidad; ver cómo se incremente la violencia de género y no hacemos nada frente a ello, es monstruosidad; ver un adulto mayor como mendigo, durmiendo y comiendo de la basura, es monstruosidad. Ver y no alzar voz para demandar es monstruosidad.
Quién esté libre de pecado, lance la primera piedra.
Evaluando este mismo escenario, no logro ubicar el concepto tolerancia. El término para mi sugiere respeto. Tolerancia es actuar con reciprocidad, es un dar y también recibir. No podré ser tolerante ante las injusticias, eso despertaría al monstruo que vive en mí. Además, no podría ser tolerante ante tantos ruidos externos porque simplemente me haría cómplice de los delitos.
La tolerancia no cala en esta mar de tragedias brevemente descrita, ni siquiera ahora mismo, en mis pensamientos, en este momento cuando escribo, aceptaría tolerar la monstruosidad.
No estoy libre de pecados, de alguna manera me siento culpable… por omisión también se halla el infierno.
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