El secreto de saber vivir

Bienvenidos a mi blog

Filipenses 4: 10-20

10 En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad.
11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.
12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.
13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
14 Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación.
15 Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos;
16 pues aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades.
17 No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta.
18 Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios.
19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
20 Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.
RVR 1960



image.png

Pixabay



Vicenta era una anciana pobre que asistía a nuestra iglesia. Nunca se había casado y había quedado sola al morir su hermano menor y con quien había vivido sus últimos años. Al morir, ella quedo al amparo de la beneficencia social y recibía una pequeña una ayuda económica muy pequeña. Pero Vicenta era una anciana generosa que jamas se quejaba de carecer de algo. Dios tiene recursos insospechados para ayudar a sus hijos. cuando venia algún predicador de visita a nuestra iglesia, ella era de las primeras en invitarlo a comer. ¡Y se las arreglaba para preparar un banquete! Primero me sentía culpable yendo a su casa acompañando al predicador. Pero poco a poco comprendí que ella se sentía inmensamente feliz compartiendo lo que Dios le proporcionaba. En la casa de Vicenta aprendí muchas lecciones.

Es maravilloso aprender a vivir y ser feliz con lo que se posee. Hay personas, y aun cristianos, que jamas logran estar satisfechos aunque estén rodeados de comodidades sin limites. Ello son los verdaderos miserables de este mundo. Tal como dijo Jesús la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que se posee. Pero muchos no queremos aprender esta lección y vamos llenándonos poco a poco de bienes innecesarios, convirtiéndonos en victimas fáciles de la sociedad de mercado. Nuestra seguridad no proviene de nuestras posesiones, nace mas bien de la confianza en Dios que todo lo tiene y que sabe muy bien como atender a sus hijos.

El mayor tesoro que tenemos es un corazón confiado en las promesas de Dios

Inspirado en la lectura alimento para el alma

Gracias por tu visita

H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
Join the conversation now