La bicicleta de Carlos
Se presenta el caso de una bicicleta misteriosa que se le aparece a los borrachos de un pueblo; a algunos los lleva hasta su casa y a otros los desaparece. Un hombre se hace pasar por borracho para descubrir el misterio de la bicicleta y durante un tiempo camina por las calles, pero la bicicleta no lo recoge. Un día se toma sus primeras copas y al mes ya era todo un borracho, se le aparece la bicicleta y en plena borrachera recordó que aquella era la bicicleta misteriosa, que por fin la tenía, pero ahora no sabía si lo llevaría hasta su casa o lo desaparecería para siempre
Cuando despertó no podía recordar aquella calle que atravesaba un parque, algo no andaba bien, veía figuras que pedaleaban bicicletas y de repente se esfumaban.
Vino a su mente la figura de Carlos, un vecino que se jactaba de tener el récord como el mejor borracho andando en bicicleta sin tener ninguna caída, pero cuando vi venir esa silueta pedaleando quise gritar su nombre, pero explotó como una pompa de jabón y desapareció.
Se miró a sí mismo como buscando su cuerpo convertido en aire, pero no, allí estaban sus piernas, se fue tocando para saberse entero, ahí fue cuando la vio, se detuvo a unos cien metros como observando sus movimientos, de repente sonó un timbre y vi a Carlos venir tambaleándose.
—¡claro! — dije, — esa es su bicicleta y recuerdo que hacía mucho tiempo no lo veía porque una noche desapareció; Mendoza, el dueño del Claro de Luna puso la denuncia porque la última visita que hizo al bar, dejó una cuenta bien abultada y el pago le quedó pendiente.
—Seguro, ahora se aparece y va a decir que le di cerveza piche y no es así, yo soy un cantinero serio.
Pero el mismo Mendoza vio cuando la bicicleta le pasó por un lado y no llevaba a nadie, por más que discutió ese día con su esposa no la convenció, para ella, su marido se bebió la ganancia de esa noche.
Desde ese día, la bicicleta fue vista en varias ocasiones llevando borrachos perdidos, algunos lograban llegar a su casa, pero había otros que no se sabía a dónde fueron a parar.
—Lo de la deuda de Carlos es cierta, por ahí comenzó la cosa, con decirle que ahora tengo un capital volando y una bicicleta poniendo en duda mi cordura.
—¿Y usted fue a la policía?
—Sí, pero como nadie más denunció, ellos hacen de la vista gorda y lo agarran de burla, me dijeron, ¿por qué no se monta en la bicicleta y los busca? lo triste es que me estoy quedando sin borrachos.
Fue tal la cara que puso que me ablandó el corazón, por eso decidí hacer el juego del borracho, pero en una de esas noches la cosa se fue en serio, me pasé de tragos y en medio del mareo apenas pude levantar la pierna para montarme en la bicicleta, solo sé que iba haciendo eses, mientras cantaba una ranchera de Antonio Aguilar.
Ahora la vuelvo a ver, está en la otra esquina, esperando ... Eso debe ser, ella no está segura de mi borrachera y por eso no se acerca, me hago el loco, hablo solo con alguien que va a mi lado, la bicicleta no se mueve, la tengo a pocos pasos, un poco más y la agarro, ya la tengo... Pero suena una sirena y una patrulla se detiene.
—¿Qué hace aquí ciudadano?
—Busco mi bicicleta.
—En esas condiciones usted no puede conducir la bicicleta, lo llevaremos a la comisaría, allá le guardaremos la bicicleta mientras le pasa la borrachera.
Desde la celda la veía, estaba muy quieta, hasta dudé que fuera la bicicleta que buscaba, pero cuando hacía sonar el timbre parecía un lamento y comprendí que algo le pasó a Carlos, los policías roncaban sin misericordia.
—Voy a ir a la quiebra, todos mis clientes han desaparecido y no crea que no he hecho lo posible por resolver esto, ya ando revisando las cañadas y mi esposa sigue pensando que esa bicicleta me tiene loco.
—No es para menos sr Mendoza, estuve hablando con la mujer de Carlos y ella me dijo que ese sinvergüenza no ha llegado a la casa y que le hacía falta, nomás para darle calor, porque él no llevaba ni siquiera un pedazo de pan para la comida.
—Será que me estoy volviendo loco, la gente normal no persigue bicicletas.
Mendoza se echó a llorar.
**
—Ya puede irse, —me dijeron, agarré la bicicleta y salí todo lleno de dudas, se burlaron de mí, diciendo que me salvaron de la bicicleta roba borrachos, me monté en ella y salí a la calle.
Me dejé llevar, yo pedaleaba y ella indicaba el camino, pasamos por el bar Claro de Luna y recorrimos varias calles hasta que salimos a un camino aún más solitario.
Empecé a creer que aquel, fue el camino recorrido por Carlos, en eso estaba cuando la rama de un árbol me derribó y rodé con todo y bicicleta por un barranco.
—!No la solté Mendoza! Me agarré más duro hasta que caímos en una charca llena de maleza, pero la bicicleta se golpeó con una roca.
—¿Y qué pasó después?
—Pues más allá, medio hundido en la charca, estaba Carlos mirando el firmamento, digo, estaban sus huesos, lo reconocí por el crucifijo que le colgaba entre las vértebras, él nunca se lo quitaba, lo besaba y decía que era su protector, pero parece que se le acabó la batería y dejó de protegerlo.
—¿Y qué pasó con la bicicleta?
—Apenas pudo dar un ring de lamento, no creo que vuelva cargar a otro borracho y si lo hace, ya sabe a dónde los va a llevar, Carlos los estará esperando.
—¿Y mis borrachos? ¿Qué fue de ellos?
—¡Ay, Mendoza! Si esa bicicleta aparece, no seré yo el que la monte.
English vertion
Carlos' Bicycle
A mysterious bicycle appears to the drunks of a village; it takes some of them home and disappears from others. A man pretends to be a drunk to discover the mystery of the bicycle and for a while, he walks the streets, but the bicycle does not pick him up. One day he had his first drink and after a month he was already a drunk, the bicycle appeared to him and in the middle of his drunkenness he remembered that it was the mysterious bicycle, that he finally had it, but now he didn't know if it would take him home or if it would disappear forever.
When he woke up he couldn't remember that street that crossed a park, something wasn't right, he saw figures pedalling bicycles and suddenly they vanished.
The figure of Carlos came to his mind, a neighbour who boasted of holding the record as the best drunk riding a bicycle without having any falls, but when I saw that silhouette pedalling I wanted to shout his name, but it exploded like a soap bubble and disappeared.
He looked at himself as if looking for his body turned into air, but no, there were his legs, he was touching himself to know he was whole, that's when he saw her, he stopped a hundred metres away as if observing her movements, suddenly a bell rang and I saw Carlos come staggering.
—Of course! — I said, —that's his bicycle and I remember that I hadn't seen him for a long time because one night he disappeared; Mendoza, the owner of the Claro de Luna filed a complaint because the last time he visited the bar, he left a very large bill and the payment was pending.
—Sure, now he's going to show up and say that I gave him a sour beer and that's not true, I'm a serious bartender.
But Mendoza himself saw when the bicycle passed him by and was not carrying anyone, no matter how much he argued that day with his wife, she was not convinced, for her, her husband drank that night's profit.
From that day on, the bicycle was seen on several occasions carrying lost drunks, some of whom managed to get home, but others didn't know where they ended up.
—The thing about Carlos' debt is true, that's where it started, and I can tell you that now I have a flying capital and a bicycle that calls my sanity into question.
—And you went to the police?
—Yes, but as no one else reported it, they turned a blind eye and made a mockery of it, they told me, why don't you get on your bike and look for them? the sad thing is that I'm running out of drunks.
The look on her face softened my heart, so I decided to play the drunkard's game, but on one of those nights the drinks were serious, I had too much to drink and in the middle of the dizziness I could barely lift my leg to get on my bicycle, I only know that I was making squiggles while singing a ranchera by Antonio Aguilar.
Now I see her again, she's on the other corner, waiting ... That must be it, she's not sure of my drunkenness and that's why she doesn't come closer, I pretend to be crazy, I talk only to someone next to me, the bicycle doesn't move, I have it a few steps away, a little more and I grab it, I've got it... But a siren sounds and a patrol car stops.
—What are you doing here, citizen?
—I'm looking for my bicycle.
—We'll take you to the police station, where we'll keep your bike while you sober up.
From the cell I could see it, it was very quiet, I even doubted that it was the bicycle I was looking for, but when I rang the bell it sounded like a wail and I understood that something had happened to Carlos, the policeman was snoring mercilessly.
—I'm going bankrupt, all my clients have disappeared and don't think I haven't done my best to solve this, I'm already checking the glens and my wife still thinks that bike has me crazy.
—I was talking to Carlos' wife and she told me that the scoundrel had not arrived at the house and that she needed him, just to keep him warm because he didn't even have a piece of bread for lunch.
—Maybe I'm going crazy, normal people don't chase bicycles.
Mendoza burst into tears.
—You can go now," they told me, I grabbed the bicycle and went out, full of doubts, they made fun of me, saying that they saved me from the bicycle that makes drunks disappear, I got on it and went out into the street.
I let myself go, I pedalled and she led the way, we passed by the Claro de Luna bar and rode through several streets until we came out onto an even lonelier road,
I started to believe that that was the road Carlos had ridden, and I was on the way when a tree branch knocked me down and I rolled with everything and my bike into a ravine.
—I didn't let go, Mendoza, I held on tighter until we fell into a pond full of weeds, but the bike hit a rock.
—And what happened next?
—I recognised him by the crucifix that hung between his vertebrae, he never took it off, he kissed it and said it was his protector, but it seems that the battery ran out and he stopped protecting it.
—And what happened to the bicycle?
—I don't think he'll ever carry another drunk again, and if he does, he already knows where he's going to take them, Carlos will be waiting for them.
—What about my drunks? What happened to them?
—Oh, Mendoza! If that bicycle turns up, I won't be the one riding it.
Invito a @oacevedo y a @eleazarvo para que se unan al concurso.
La imagen de portada fue realizada con la inteligencia artificial Wombo.art y editado con PhotoScape.
The cover image was made with the artificial intelligence Wombo.art and edited with PhotoScape.
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