Happy day, friends of Hive. I greet you warmly and wish you well. Here is a brief reflection. I hope you enjoy reading it.
It is quite natural for all of us to want to defend our views, opinions and beliefs. In short, when we speak we show much of what we really are. Of course, there are those who hide what they are behind a fictitious image of goodness. However, today I want to talk about people who are true to their essence and therefore have a well-defined personality. This is totally commendable, I love to talk to people who have their own criteria and who are not afraid of collective opinion.
However, no matter how authentic we are, we must measure not only what we say, but also the tone we use when we express ourselves. Generally, people who enjoy a healthy self-esteem tend to give their opinions with a lot of frankness of expression; that is fine, what is not fine is to believe that we have license to hurt others with our words. I have repeatedly heard the following expression: "I just don't have any nuggets on my tongue", they use this statement to justify their incorrect way of saying things. When I say wrong, I do not mean that what they say is not true, but the wrong way of expressing themselves when mentioning something that is true.
For example; you tell your friend: "If you continue to stay up late you will have health problems". That is completely true, in fact it is good advice. But the fact that you are right does not give you the power to pronounce this statement with disdain or in a derogatory manner. Even if we are right, we must know how to say things, especially when we want our interlocutor to reflect and change his or her behavior.
Speaking tactfully is an art that we must learn to develop, because we cannot go through life hurting people with our words, just because we are right. Moreover, we should think about how we would like to be treated if we were the ones in need of advice. Friends, let us always strive to put ourselves in the other person's place. This will result in joy and well-being, both for us and for those around us.
It is also appropriate to remember that no matter how hard we try to say things correctly, there will be times when we will not succeed, perhaps tempers may be heated and the fact that our interlocutor refuses to understand something that is true, may lead us to feel very angry and lose patience. But let us not lose heart, let us continue trying to speak tactfully and in this way we will be able to continue growing as people.
Feliz día, amigos de Hive. Los saludo con cariño y deseo de corazón que se encuentren bien. Por aquí les dejo una breve reflexión. Espero que sea de su agrado leerla.
Es sumamente natural que todos deseemos defender nuestros puntos de vista, apreciaciones y creencias. En fin, al hablar demostramos mucho de lo que realmente somos. Claro, hay quienes esconden lo que son tras una imagen ficticia de bondad. No obstante, hoy quiero hablar sobre las personas que son fieles a su esencia y por ende, tienen una personalidad bien definida. Esto es totalmente encomiable, me encanta conversar con personas que tienen criterio propio y que no le temen a la opinión colectiva.
Sin embargo, por más auténticos que seamos, debemos medir no solo lo que decimos, sino el tono que utilizamos al expresarnos. Generalmente las personas que gozan de una autoestima saludable, tienden a dar sus opiniones con mucha franqueza de expresión; eso está bien, lo que no está bien es creer que tenemos licencia para herir a otros con nuestras palabras. He escuchado reiteradamente la siguiente expresión: "Es que yo no tengo pepitas en la lengua", utilizan esta afirmación para justificar su manera incorrecta de decir las cosas. Cuando digo incorrecta, no me refiero a que lo que digan no sea cierto, sino a la forma equivocada de expresarse al mencionar algo que es cierto.
Por ejemplo; usted le dice a su amigo: "Si continúas trasnochándote tendrás problemas de salud". Eso es completamente cierto, de hecho es un buen consejo. Pero el que usted tenga la razón, no le da la potestad de pronunciar esta afirmación con desdén o de manera despectiva. Aunque tengamos la razón debemos saber decir las cosas, más aún cuando deseamos que nuestro interlocutor reflexione y cambie su proceder.
Hablar con tacto es un arte que debemos aprender a desarrollar, porque no podemos andar en la vida hiriendo a las personas con nuestras palabras, solo porque tenemos la razón. Además, debemos pensar en cómo nos gustaría que nos trataran si fuéramos nosotros los que necesitamos un consejo. Amigos, esforcémonos siempre por colocarnos en el lugar de la otra persona. Esto redundará en alegría y bienestar, tanto para nosotros como para quienes nos rodean.
También es apropiado que recordemos que por más que tratemos de decir las cosas correctamente, habrá ocasiones en que no lo lograremos, quizás los ánimos pueden estar caldeados y el hecho de que nuestro interlocutor se niegue a entender algo que es cierto, puede llevarnos a sentir mucha ira y a perder la paciencia. Pero no desfallezcamos, sigamos intentando hablar con tacto y así lograremos seguir creciendo como personas.
