Hola, querido hiver.
Pensaba que no podría estar contigo hoy como cada domingo. Me he pasado la última semana del año entre la cama y el sofá, levantándome a duras penas para comer. Por fortuna la gripe que así me ha tenido secuestrada en mi propia casa parece que remite. El cuerpo es sabio y es capaz de repararse por sí mismo si le damos el tiempo y los cuidados que precisa.
Claro está que no he dormido durante las incontables horas que he guardado reposo. El dolor de cabeza y muscular me impedía concentrarme para hacer nada, pero no han evitado que reflexione acerca de lo que hago. He predicado que bajaría el ritmo pero sin llevarlo a la realidad, solo ante un caso de extrema necesidad como en los días pasados.
Tomo buena nota de las señales que el universo me enviaba y que desoí. Esta vez va en serio. Y ha quedado demostrado que nada se hunde porque yo no haga mi parte durante unos días. No soy imprescindible más que en mi propia vida y aún eso a veces también lo dudo.
Me alegro de que esta situación se haya producido en la última semana del año. Prefiero que así sea en lugar de que me toque en la primera. Sé que es una tontería, pues los virus no entienden de calendarios o de fechas señaladas. Sin embargo, aprovecharé para que los males se queden en este 2023 que termina en unas horas.
Espero aguantar despierta hasta las 12 campanadas que son tradicionales aquí. No sigo la costumbre de comer uvas y las sustituyo por cacahuetes recubiertos de chocolate. Y mañana será otro día, semana, mes y año. Cuídate.
Aviso: Todo lo publicado en este post es de mi autoría, excepto los elementos en los que doy crédito a su/s autor/es. Por tanto, en caso de plagio o difusión sin mi permiso, ejerceré mis derechos de autor si así lo estimo oportuno.
Realizo mis fotografías con mi móvil iPhone, las edito en el editor de fotos de Mac y con la versión gratuita de la aplicación PicsArt.
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Hi, dear hiver.
I thought I wouldn't be able to be with you today like every Sunday. I have spent the last week of the year between bed and sofa, barely getting up to eat. Fortunately the flu that has kept me sequestered in my own home seems to be on the mend. The body is wise and is capable of repairing itself if we give it the time and care it needs.
Of course, I have not slept for the countless hours I have been resting. Headache and muscle pain prevented me from concentrating on doing anything, but they have not stopped me from reflecting on what I do. I have preached that I would slow down, but without actually doing it, only in case of extreme necessity as in the past few days.
I take good note of the signals that the universe was sending me and that I ignored. This time it is serious. And it has been demonstrated that nothing sinks because I don't do my part for a few days. I am not indispensable except in my own life, and even that I sometimes doubt.
I am glad that this situation has come about in the last week of the year. I prefer it to the first week of the year. I know it's silly, as viruses don't understand calendars or dates. However, I will take the opportunity to let the evils stay in this 2023 that ends in a few hours.
I hope to stay awake until the traditional 12 bells here. I don't follow the custom of eating grapes and replace them with chocolate-covered peanuts. And tomorrow will be another day, week, month and year. Take care of yourself.
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