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In a small town, surrounded by beautiful scenery, a rich mountain climate and dream homes, where everyone seemed to be completely happy, lived Antonio, a hardworking family man, living with his beautiful wife and two children. Antonio seemed to have everything figured out in his family's life, they had everything he had dreamed of, including his children's college future.
He had worked so hard and built a prosperous life, from the bottom up, that he had many reasons to feel proud, so much so that pride took over him and he became blinded little by little, to the point of believing that he alone was capable of maintaining his family's well-being, that he alone was right and had the secret formula for success, he forgot to give merit to his wife and children and began to devalue them at every moment.
His eldest son, Pedro, who had grown up admiring and observing his father's hard work, day by day also felt proud of him, he wanted to follow in his footsteps and be like him. He got up every morning to study and when he arrived in the afternoon, he would go to his father's business, a beautiful furniture store, where you could find elegant designs, all made with great care by Antonio. Pedro watched in detail every step of his father in the furniture store, his dream was to work with him and be a great team, he insisted to his father to delegate him some task, but everything was in vain, because the proud father feared that his son would ruin his wonderful works.
Time went by and Pedro was becoming more and more disillusioned, because his efforts were not enough, his self-esteem was being bent by his father's pride, who unknowingly hurt his son and denied him the opportunity to grow up. The youngest son decided to leave home, because he could not stand the situation any longer and his wife lived submerged in sadness, because although Antonio had given them everything they wanted, he had lost himself in the midst of all this, forgetting the true value of his family, because the pride he felt for himself had turned into greed and he had become a hostile person.
Until one day, unfortunately, Antonio had an accident in his furniture store, while he was fixing the cornice, where he fell to the floor, injuring his back, then, the strong and invincible Antonio, turned out to be a susceptible person like everyone else. This blow, although he may not have deserved it, not only injured his back, it was also the needle that would gradually deflate his pride, but this would not come immediately.
The doctor advised Antonio to keep absolute rest and therapies for a long period of time, he could practically not do anything on his own, so he depended on the wife he had despised for so many years and on his children, whom he believed to be inefficient and incapable of getting far without his help. Deep down Antonio knew he had acted badly for a long time, but his pride was so strong that admitting it was impossible for him, he thought that maybe, now that he was in this situation, his family would abandon him or treat him with contempt, but to his surprise, he received all the attention he needed from his family.
Pedro thought it was time to take over the furniture store and thus be able to cover his father's treatment and other household expenses, as expected, the proud father refused, evenly and with a stern voice he told him: I will not allow anyone to tear down everything I have built, we will live off the savings. But with such costly treatment as he had, they quickly disappeared. Pedro, still wounded, could not stay idle and began to work on his own, restoring furniture, in a few days his business idea was becoming a success, while his father's furniture store was going straight to bankruptcy and that was the last pang that ended up breaking the balloon of pride that enveloped Antonio.
He had no choice but to admit that his son was as capable as he was, he bent his pride and admitted all the mistakes he had made blinded by his ego, he tried to make amends for each one of them, but perhaps it was too late.
Unfortunately, there are many people like Antonio in the world, who are blinded by their pride and this does not allow them to see the damage it can cause to others and to themselves, let us avoid being like him. May the satisfaction and pride in achieving our goals not envelop us and lead us to the negative side, because for every balloon there will always be a needle that deflates them.
This is my participation in this month's initiative, I hope that with this little story, I manage to convey what I think about pride, when it becomes a negative feeling.
Greetings and blessings to all.
Images taken from pixabay, each one specifies its source. Translation done at DeepL .
Versión en Español
Creado en canva, con la siguiente imagen
En una pequeña ciudad, rodeada de hermosos parajes, un rico clima de montaña y casas de ensueño, donde todos parecían ser completamente felices, vivía Antonio, un padre de familia muy trabajador, vivía con su bella esposa y sus dos hijos. Antonio parecía tener todo resuelto en la vida de su familia, tenían todo lo que había soñado, incluyendo el futuro universitario, de sus hijos.
Había trabajado tan duro y construido una vida prospera, desde abajo, que tenía muchos motivos para sentirse orgulloso, tanto que el orgullo se fue apoderando de él y se fue cegando poco a poco, al punto de creer que solo él era capaz de mantener el bienestar de su familia, que solo él tenía la razón y la fórmula secreta del éxito, olvido darle mérito a su esposa e hijos y comenzó a desvalorarlos a cada instante.
Su hijo mayor, Pedro, quien había crecido admirando y observando el duro trabajo de su padre, día a día también se sentía orgulloso de él, quería seguir sus pasos y ser como él. Se levantaba cada mañana, a estudiar y al llegar por la tarde, se dirigía al negocio de su padre, una bella mueblería, donde podrías encontrar elegantes diseños, todos confeccionados con mucho esmero por Antonio. Pedro observaba con detalle cada paso de su padre en la mueblería, su sueño era trabajar con él y ser un gran equipo, insistía a su papá para que le delegara alguna tarea, pero todo era en vano, pues el orgulloso padre temía que su hijo arruinará sus maravillosas obras.
El tiempo fue pasando y Pedro cada vez estaba más desilusionado, pues sus esfuerzos no eran suficientes, su autoestima era doblegada por el orgullo de su padre, que sin darse cuenta hería a su hijo y le negaba la oportunidad de crecer. El hijo menor decidió irse de casa, pues no aguantaba más la situación y su esposa vivía sumergida en la tristeza, pues aunque Antonio, les había dado todos los que ellos querían, se había perdido en medio de todo esto, olvidándose del verdadero valor de su familia, pues el orgullo que sentía por sí mismo, se había convertido en avaricia y el en una persona hostil.
Hasta que un día, desafortunadamente, Antonio tuvo un aparatoso accidente en su mueblería, mientras arreglaba la cornisa, donde cayó al piso estrepitosamente lesionándose su espalda, entonces, el fuerte e invencible Antonio, resulto ser una persona susceptible como todos. Este golpe, aunque pudiese no merecerlo, no solo lesiono su espalda, también fue la aguja que poco a poco desinflaría su orgullo, pero esto, no surgiría de inmediato.
El doctor, aconsejo que Antonio guardará reposo absoluto y terapias por un largo periodo de tiempo, prácticamente no podría realizar nada por sí solo, así que dependía de la esposa que había desvalorado por tantos años y de sus hijos, a quienes creía ineficientes e incapaces de llegar lejos sin su ayuda. En el fondo Antonio sabía que había actuado mal por mucho tiempo, pero su orgullo era tan fuerte que admitirlo era imposible para él, pensó que tal vez, ahora que estaba en esa situación, su familia lo abandonaría o lo tratarían con desprecio, pero para su sorpresa, recibió toda la atención necesaria por parte de su familia.
Pedro pensó que era el momento de encargarse de la mueblería y así poder cubrir el tratamiento de su padre y los demás gastos del hogar, como era de esperarse, el orgulloso padre se negó, de manera uniforme y con voz recia le dijo: No permitiré que nadie derrumbe todo lo que he construido, viviremos de los ahorros. Pero con un tratamiento tan costoso como el que tenía, estos desaparecieron rápidamente. Pedro, aún herido, no podía quedarse de brazos cruzados y comenzó a trabajar por su cuenta, restaurando muebles, en pocos días su idea de negocio se estaba volviendo todo un éxito, mientras la mueblería de su padre iba directo a la quiebra y esa fue la última punzada que termino de romper el globo de orgullo que envolvia a Antonio.
No le quedó más remedio, que admitir que su hijo era tan capaz como él, doblego su orgullo y admitió todos los errores que había cometido cegado por su ego , trató de enmendar cada uno de ellos, pero tal vez, era demasiado tarde.
Desafortunadamente, existen muchas personas como Antonio en el mundo, que están cegados por su orgullo y este no les permite ver el daño que puede causar a los demás y a ellos mismos, evitemos ser como él. Que la satisfacción y el orgullo por el logro de nuestras metas no nos envuelva y nos llevé al lado negativo, porque para cada globo siempre habrá una aguja que los desinfle.
Esta es mi participación, en la iniciativa de este mes, espero que con esta pequeña historia, logre transmitir lo que pienso acerca del orgullo, cuando este pasa a ser un sentimiento negativo.
Saludos y bendiciones para todos.
Las imágenes tomadas desde pixabay, cada una especifica su fuente. Traducción realizada en DeepL .
