Con el pasar de los años se va aprendiendo ciertas cosas, a veces se reconocen o se sabe que están allí, pero enfrentarlas y lidiar con ellas es otro tema, es otra cosa, pues es mejor o da menos temor seguir como estamos, a salir de la zona de confort, no es fácil, irónicamente esa zona de confort a veces es un infierno, pero allí seguimos por más desagradable que puede ser aquello. De la misma manera, algunas decisiones que tomamos pueden seguir atormentándonos durante algún tiempo, al tener la duda de si se tomó o no la decisión correcta.

Ahora bien, al fin de semana que acabo de pasar me vi en la encrucijada de la decisión, y no se trataba de escoger la marca del jabón o de en que supermercado hacer las compras o de qué ropa me pondré hoy, se trataba de una vida, de un ser que sufría, de si debía dejar que muriera de manera natural o de si se aplicaba la eutanasia, con el propósito de no alargar su agonía.

Ya en una oportunidad me tocó tomar la decisión con otro de mis gatos que sufría de PIF (Peritonitis Infecciosa Felina) y al saber que se deterioraría y al ver como dejo de comer, acicalarse, su aislamiento, entre otros, me tocó decidir, no es fácil ver como un ser al que quieres, se le apaga la vida frente a ti.

Así, este jueves, como ya mencione en esta publicación ocurrieron una serie de sucesos con Manchita, los cuales me llevaron a tomar la decisión de aplicarle la eutanasia. Es fácil decirlo, pero otra cosa es vivirlo, pues el revivir lo que sentí con Cristopher, fue volver a sentirme culpable, uno siente que ha acabado con una vida.

De la misma manera, recordé también que una amiga, que tiene muchos más años que yo en el animalismo, y que por ser compañeras de trabajo me conoce, en aquella oportunidad me llamó y me recordó que lo que yo había hecho no era un mal, por el contrario, había acompañado a ese gato hasta el buen morir, pues pensé primero en su bienestar, ya que pude ser una egoísta pensando solo en mí, en mi empeño de querer tenerlo a mi lado y haber alargado su sufrimiento.

Aunque supe en ese momento que eran ciertas sus palabras y sé que la decisión que tomé este sábado, también le acortó el sufrimiento a Manchita es muy, pero muy difícil no sentirse culpable, siempre queda en mí la duda de si no pude hacer algo más, de si hubiera esperado qué habría pasado.

No sé qué tan cierto sea lo que pienso, pero creo que los seres humanos que no hemos perdido la sensibilidad, somos los que todavía podemos sentirnos culpables, vemos culpabilidad, remordimiento y dudas ante lo que hacemos, ante algunas de las decisiones que tomamos.

Hay en mí, una mezcla de tristeza, culpa y al mismo tiempo de paz extraño, triste porque ya no está en este plano y la extraño, es raro no verla por allí haciendo de las suyas o pidiendo de comer, culpa porque tomé la decisión de dormirla, sé que fue lo mejor, pero las dudas no dejan de llegar a mi mente y paz porque sé que ya no sufre que ya no tiene dolor que se le liberó del sufrimiento.

En resumen, soy un ser humano y como todos, muchas veces tras tomar una decisión, nos queda la duda de si fue lo correcto, de si luchaste lo suficiente y es inevitable sentir culpa, sobre todo cuando hay una vida de por medio.

With the passing of the years we learn certain things, sometimes we recognize or know that they are there, but facing them and dealing with them is another matter, it is something else, because it is better or less scary to continue as we are, to leave the comfort zone, it is not easy, ironically that comfort zone is sometimes a hell, but we remain there no matter how unpleasant it may be. In the same way, some decisions we make can continue to haunt us for some time, having doubts about whether or not the right decision was made.

Now, at the weekend I just spent, I found myself at the crossroads of the decision, and it was not about choosing the brand of soap or which supermarket to shop at or what clothes to wear today, it was about a life, about a suffering being, about whether to let it die naturally or whether to euthanize it, in order not to prolong its agony.

Once I had to make the decision with another of my cats suffering from FIP (Feline Infectious Peritonitis) and knowing that he would deteriorate and seeing how he stopped eating, grooming, his isolation, among others, I had to decide, it is not easy to see how a being that you love, his life is extinguished in front of you.

So, this Thursday, as I mentioned in this publication a series of events occurred with Manchita, which led me to make the decision to euthanize her. It is easy to say it, but it is another thing to live it, because reliving what I felt with Christopher, was to feel guilty again, one feels that one has ended a life.

In the same way, I also remembered that a friend, who has many more years than me in animalism, and who knows me because we are work colleagues, in that opportunity she called me and reminded me that what I had done was not a bad thing, on the contrary, I had accompanied that cat until the good death, because I thought first of his welfare, since I could have been selfish thinking only of myself, in my determination of wanting to have him by my side and having prolonged his suffering.

Although I knew at that moment that his words were true and I know that the decision I made this Saturday, also shortened Manchita's suffering, it is very, very difficult not to feel guilty, there always remains in me the doubt that I could not have done something more, if I had waited what would have happened.

I don't know how true what I think is, but I think that human beings who have not lost their sensibility are the ones who can still feel guilty, we see guilt, remorse and doubts about what we do, about some of the decisions we make.

There is in me, a mixture of sadness, guilt and at the same time strange peace, sad because she is no longer in this plane and I miss her, it is rare not to see her there doing her business or asking for food, guilt because I made the decision to put her to sleep, I know it was the best, but the doubts do not stop coming to my mind and peace because I know she no longer suffers, she is no longer in pain, she is free from suffering.

In short, I am a human being and like everyone else, many times after making a decision, we are left with the doubt of whether it was the right thing to do, if you fought hard enough and it is inevitable to feel guilt, especially when there is a life involved.