Los que han formado parte sabrán lo difícil que es mantener un taller literario en el tiempo. Simplemente, por su propia concepción, cuando la gente cree que tiene las herramientas necesarias para escribir, se va y, en muchos casos, no vuelve. Por eso, si algo podemos destacar del taller literario de la ciudad enclavado en la casa natal del poeta Heredia, es su poder de renovación.
A través de sus más de tres décadas ha sabido ser la casa de poetas y escritores de todas las generaciones, guiando en cierta forma sus primeros pasos en el ya de por sí complicado mundo literario. Tanto auge llegó a tener el taller que alcanzó a tener impacto internacional por muchos años. Su fundador, Eduardo Montaban, recuerda con alegría los años en los que los asientos no alcanzaban para darle cabida a las tertulias literarias que se armaban alrededor de algún tema. Así como también lo llenan de satisfacción, según dice, los éxitos de muchos de sus talleristas en el mundo literario, aunque muchos después de alcanzar el éxito parezcan no recordar que partieron desde este taller.
Los esfuerzos del taller por trascender las fronteras del tiempo han sido muchos entre ellos Ediciones Inspiración, un pequeño sello editorial independiente que desde el esfuerzo de los propios autores y talleristas ha logrado dar a luz más de 40 títulos, en su mayoría de autores inéditos hasta ese momento. Una labor tan meritoria que este año, el encuentro de poetas del Caribe y del mundo realizado en el marco del festival del fuego estuvo dedicado al taller y sus ediciones.
La celebración se valía, aunque ya los números del taller literario de la ciudad estuvieran algo diezmados, tal vez por el ritmo de la vida actual o porque el interés en escribir bien haya ido desapareciendo poco a poco. Aun así, con mucha alegría y cierta nostalgia, se celebraron ya sus 32 años de un taller literario que cada jueves sigue abriendo sus puertas a cualquiera que decida pasar una tarde entre la literatura y sus muchos mundos.