Diario: Volver

Esta es la casa #51 de la Calle 1 en La Aguada de Vázquez, Puerto, Padre, Las Tunas, Cuba.

Y el paisaje puede que no sea el más bello que ustedes puedan apreciar pero para mí entraña los pasajes más simples y a la vez, icónicos de mi vida. Cada pedazo de esa foto, atesora grandes recuerdos de mi vida.

Hace más de tres decadas yo aprendía a correr por esos caminos y buscaba hacer cada día una mayor racha de metros seguidos sin caer mientras caminaba sobre el riel de la línea del tren.

Hace más de tres decadas yo subía a muchos de esos árboles, cómo este de tamarindo que aún maltrecho por el crudo embate de un par de huracanes, no ha cejado en su empeño de ofrecer sus frutos a quienes lo hemos escalado tantas veces.

Por este patio corri hasta que la luz del día se perdía en el horizonte. Todavía puedo escuchar a mi abuela (mamá, Luz siempre 🙏) dándome voces para que regresara a casa. Me gustaba tanto pasar tiempo en mi casa del árbol que se me escapaba el día y apenas me daba cuenta.

Ahi también aprendi a querer a los Leñadores de las Tunas, en tiempos donde las derrotas eran recurrentes. Pero nosotros escuchábamos el beisbol, amplificado desde la radio del viejo tocadiscos mientras jugábamos con una pelota hecha de un calcetín viejo y un poco de papel.

Entre esas historias yo nací, crecí y me hice grande. Fui feliz y la mejor prueba es que siempre me descubro sonriendo por los cientos de recuerdos que se agolpan. Así como hoy, cuando contaba a una primita de tercera generación cómo fue que arruiné el banquete de aquel Día de las madres en familia cuando me caí de cabeza de la placa de la casa. Fue más el susto que otra cosa, gracias a Dios,pero la gente dejó casi intacto el exquisito Chilindrón de ovejo para correr con la niña para el Policlínico. Al final me dieron un punto, y ya hasta la cicatriz se ha esfumado de mi frente.

En el número 51 de la calle 1 de La Aguada ha vivido mi familia desde que yo tengo uso de razón. Muchos se han ido por el paso irrefutable del tiempo y por las prioridades de la vida que te cambia, te empuja, te mueve. Mas siempre hemos de volver, para desandar incondicionalmente los rincones y caminar entre las historias de antaño.

En unos días mi carné no dirá más que soy de este sitio, pero yo tengo extremadamente claro de dónde he salido.
La reflexión siempre nos pondrá en nuestro sitio. De vuelta a lo que somos: seres humanos; carne y huesos.
Y entre tanta tempestad, de éxitos o desaciertos, lo esencial es no renegar de todo aquello que nos ha traído hasta aquí ...

Decía un sabio que "Un árbol sin raíces jamás podrá soportar el abatir del viento"

Así que Nunca olvides de dónde vienes porque llegará el día en que no sepas a dónde vas...

*Todas las imágenes son de mi autoría 👌

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