Hace algunos años tristemente perdí a mis abuelos. Su partida todavía hace eco en mi vida. Los extraño muchísimo.
Por eso cuando trabajo llevo mi Peña Artística “Lente”, a la Casa de Abuelos, ubicada en la calle Virtudes, me parece que me recuentro con mis abuelos. Siento que están entre ellos. Que trabajar por una hora para los ancianitos me aporta mucha dicha, puesto que ellos han sido la simiente de lo que en parte somos.
La vez pasada, tuve la idea de organizar el espacio con poetas y el “Club del Danzón”, de la provincia Pinar del Río. No pudo ser mejor la idea. Los ancianitos bailaron, se deleitaron con todo lo que sucedió.
Algunos de ellos, tristemente, a mi regreso ya no estaban. Habían partido hacia un mejor hogar en el cielo. Pero me sentí reconfortado porque antes que ellos sucedieran, pude ofrecerles un modesto rato de alegría, de participación.
En esta ocasión, no ha sido menos el impulso. Como para darles una gran mañana me hice acompañar de un excelente poeta y narrador oral, Néstor Montes de Oca, quien con el histrionismo que lo caracteriza, se robó el espacio. Narró cada cuento o declamó cada poesía con la maestría que lo caracteriza.
¡Sólo había que ver las caras de los ancianos! En el instante que el escritor y narrador comenzó a ofrecer su labor, inmediatamente el ambiente cambió. Todo parecía una gran fiesta. Los ancianos sonreían y atendían con mucho cuidado las palabras de Montes de Oca, quien para hacer más efectivas sus palabras, los involucraba, se relacionaba con estos mientras narraba algún cuento.
Por su parte, el artista de primer nivel, Maikel Castillo, no se quedó atrás al deleitar a los oyentes con temas legendarios de la canción cubana como lo son “Lágrimas Negras”, el “Idilio”, entre otros temas.
Piezas antológicas que inmediatamente se robaron los aplausos del público y que enseguida invitaron al baile. Más de uno de los ancianos arrastrados por la música, olvidándose de las limitaciones físicas, se movió al compás de las canciones que fluían para ellos.
Igual atención prestaron a las entrevistas que realicé a los artistas que participaron en la intervención artística que llevé al Hogar de Anciano de Virtudes.
Trabajar para estos padres de generaciones ha sido una experiencia maravillosa. Uno se retira del lugar con la paz, la felicidad y el placer de legarle algo bueno a personas que necesitan de nuestro apoyo, de nuestra mano amiga, de nuestra atención. He sido dichoso al poder convocar a un grupo de significativos artistas quienes me han ayudado a regalale una mañana diferente a los ancianitos de “Virtudes”.
Fotos:propiedad del autor del texto.