Cazar un buitre vivo y sin herirlo.

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Los buitres son enormes, llegan a tener una envergadura de hasta dos metros, tienen siete tipos de carne en el cuerpo y cada uno de esos siete tipos tiene un propósito especifico para la curación. Es mejor no herir al buitre. El buitre tiene que ser muerto por tranquilizante, pero no con violencia. Era fácil matarlos con escopeta, pero en ese caso la carne perdía su valor curativo.

  • Necesitamos un burro muerto para llevar a cabo esta jornada, algo que ya tenemos listo.

  • Le sacamos los intestinos y le meteremos allí unos palos para mantener la panza inflada.

"El líder de los buitres es el rey; es el más grande y el más inteligente. No existen ojos más agudos. Es lo que hace el rey. Él es el que va a ver el burro muerto y va a ser el primero en aterrizar. Aterrizará con el viento en contra para confirmar, por el olor, que el burro en verdad está muerto. Los intestinos y los órganos que le saquemos los vamos a amontonar en su cola, por fuera. Así parecerá que un gato montés ya se ha comido una parte. Entonces, lentamente, el buitre se acercará al burro. No tendrá prisa. Vendrá saltando-volando, y entonces aterrizará sobre la cadera del burro y empezará a mecer el cuerpo del burro. Lo tumbaría si no fuera por las cuatro estacas que le vamos a meter como parte de la armadura. El buitre quedará parado sobre la cadera durante un tiempo; esto servirá de aviso a los otros buitres para que lleguen y aterricen por ahí. Sólo cuando ya tenga a tres o cuatro de sus compañeros a su alrededor, comenzará a hacer su trabajo el buitre rey."

-¿Y cuál va a ser mi papel en todo esto? - le pregunté.

-Tu te escondes dentro del burro. Te doy un par de guantes de cuero y esperas a que el rey de los buitres rasgue con su enorme pico poderoso el ano del burro y meta la cabeza para empezar a comer. Entonces lo agarras del pescuezo con las dos manos y no lo dejas suelto por nada.

Las garras del buitre son muy poderosas. Pueden romper la tibia de un humano como si fuera una ramita.

El momento aterrador vino cuando me metí a la panza del burro. Luego estiraron la piel sobre la armadura y le hicieron costuras para cerrarla. Dejaron, sin embargo, una parte abierta contra el suelo para dejar circular el aire. El momento horrendo fue cuando se cerró por completo la piel sobre mi cabeza, como la tapa de un ataúd.

El lado activo del infinito.

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