El cómo me despidieron de un grupo de reflexión en D.C. (EE.UU.) por luchar contra el poder de Google

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En 2010, mientras presionaba por disminuir el poder de los grandes bancos, porque se habían vuelto demasiado poderosos, empecé a darme cuenta de que el problema en Estados Unidos no eran sólo los grandes bancos, sino los monopolios corporativos. Pero era difícil encontrar una fuerte voz contemporánea que escribiera sobre ello o que estuviera pensando en hacerlo, sin tener que volver unas cuantas generaciones atrás.

Luego encontré a Barry C. Lynn y el equipo "Open Markets" ('Mercados Libres') de la "New America Foundation" ('Nueva Fundación de EE.UU.') en Washington, D.C. Estaban investigando profundamente la industria agrícola, mirando a Monsanto y Tyson, y estaban analizando cómo las grandes compañías privatizan los tribunales a través del arbitraje. También estaban buscando una nueva característica preocupante de nuestra economía digital: el gran poder ejercido por un puñado de empresas de tecnología, incluyendo a Amazon, Facebook, Apple y Google. El equipo de Open Markets se basó no sólo en críticas, sino en soluciones: mostrando cómo las antiguas leyes y principios anti-monopolio podrían abordar las distorsiones políticas y económicas causadas por los monopolios en nuestra turbulenta época.

En 2014, antes de postularme contra Andrew Cuomo en la carrera de gobernador de Nueva York, me hice miembro del programa Open Markets, trabajando en sus oficinas durante tres meses y permaneciendo afiliada después de esa breve residencia. Este equipo pequeño y brillante estaba haciendo lo que necesitamos en EE.UU.: introducir ideas verdaderamente nuevas, siguiendo los hechos, proponiendo soluciones, desafiando el poder, y haciéndolo con integridad, minuciosidad e imaginación. Las ideas del equipo comenzaron a filtrarse en el discurso estadounidense - estaban conduciendo una revolución intelectual frente al estancamiento entre izquierda y derecha.

Resultó ser una empresa inesperadamente peligrosa.

Lynn y su equipo presionaron a los demócratas a adoptar el anti-monopolio como un serio problema político, catalizaron un debate público sobre el poder de Amazon y encabezaron una revolución intelectual en torno a la aplicación de la legislación anti-monopolio para anular el estándar de bienestar del consumidor desarrollado por Robert Bork. Incluso aquéllos que no estaban de acuerdo con Open Markets nunca cuestionaron su integridad. Como dijo el profesor de la Facultad de Derecho de Cornell James Grimmelmann ayer en Twitter, "algo inquietante y peligroso está ocurriendo en los mercados tecnológicos". Y aunque Grimmelmann a menudo no estaba de acuerdo con Lynn y Open Markets, añadió que "a menos que los equipos como Open Markets obtengan el apoyo y la libertad que necesitan para seguir pensando y escribiendo sobre ello, NADIE LO HARÁ".

Al parecer, estas ideas amenazaron a Google.

En junio, cuando la Unión Europea multó a Google por US$2.700 millones por abusar de su posición dominante para servir a sí misma y anular la competencia, el equipo de Open Markets publicó un comunicado de prensa que era totalmente coherente con su posición de larga data. Elogió la acción de la UE y argumentó que las autoridades anti-monopolio de Estados Unidos también debían mirar el uso de Google en su poder de búsqueda para aprovechar su influencia en otros mercados.

El liderazgo de "New America" debió de haber sido muy reprendido. En 72 horas, la presidenta de New America, Anne-Marie Slaughter, le dijo a Lynn que él - y todos nosotros en el equipo de Open Markets - teníamos que irnos. Como informó The New York Times ayer, Slaughter le envió un correo electrónico a Lynn para decir que "ha llegado el momento de que Open Markets y New America tomen caminos distintos", y el correo electrónico acusó a Lynn de "poner en peligro la institución en su conjunto". (Después de la publicación del Times, Slaughter twitteó que el artículo era "falso", aunque añadió más tarde, que "los hechos son en su mayoría correctos, pero las citas están sacadas de contexto y la interpretación es incorrecta".)

Durante años, Google ha proporcionado fondos a New America como parte de su donación filantrópica. Según el Times, más de US$21 millones fueron aportados a New America por Google y Eric Schmidt y su fundación familiar (Schmidt es el presidente ejecutivo de la compañía matriz de Google, Alphabet). Uno esperaría que Google proporcionaría esos fondos basado en la mejor tradición del pensamiento libre: sin ataduras ideológicas. Pero aparentemente la más pequeña disensión es demasiado como para poder soportarlo. Tal vez el comunicado de prensa de Open Markets, por sí solo, causó la ruptura, o tal vez fue la gota que rebalsó el vaso - mientras que Open Markets no había pasado tanto tiempo enfocado en Google como en otros monopolios, Google pudo haber comprendido el poder de las ideas y preocupado de que las ideas anti-monopolio compartidas por Lynn y el equipo de Open Markets podrían estar propagándose.

Una de las características más importantes de la obra de Lynn es que muestra la conexión entre el poder económico y el poder político. Los monopolios amenazan a las pequeñas empresas y golpean a los sindicatos, pero también socavan todas nuestras libertades. Irónicamente, las acciones de Google probaron la tesis de Lynn mejor de lo que cualquier palabra puede hacer: cuando una empresa se vuelve demasiado poderosa, empieza a actuar como un pequeño príncipe, imaginando que puede dictar ideas.

Yo no era una compañera residente, y mi salario no está vinculado a las acciones de Google. Pero yo había mantenido mi compañerismo y trabajado con Open Markets de forma regular - su trabajo informó profundamente a mis ediciones, becas y charlas. Pero, a partir de ayer, mi afiliación con New America ha terminado, porque Google aparentemente encontró el proyecto anti-monopolio demasiado amenazante.

Continuaremos nuestro trabajo - he acordado ser la presidenta de la junta de una nueva organización, compuesta por el mismo equipo, haciendo el mismo trabajo. Estaremos activos en otoño, y estoy ayudando a crear una nueva campaña digital, "Citizens Against Monopoly" ('Ciudadanos en contra del monopolio') , para ayudar a canalizar la tremenda preocupación pública que sabemos que existe alrededor del poder del monopolio. Las acciones de Google hacen que sea más importante que nunca luchar contra los monopolios. Al final del día, se trata de libertad.

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