Hola amigos de esta hermosa comunidad. Es un gusto poder disfrutar de sus experiencias y buenos escritos.
Quise compartir esta experiencia junto con ustedes, pues sin duda alguna, todos conocerán la situación actual, de mi querido país Venezuela, donde al paso de los años, algunas cosas básicas se han hecho difícil de conseguir.
Uno de ellos es el gas de uso domestico, que un pequeño cilindro de pocas libras, llega a costar más del sueldo mínimo actual. Lo otro interesante de esto, es que al lado de mi ciudad, existe la que se denomina la “Ciudad gásifera”, Anaco por nombre, aún así, es bastante difícil conseguirlo.
Para muchos, nos a tocado cocinar a leña, lo que de todos modos, le da un sazón exquisito a la comida, pero conseguirlo supone vários retos.
Así que así comenzó nuestra aventura.
Acá, en esta primera foto, salgo con un pequeño amigo, hijo de uno de mis mejores amigos, decididos a la aventura.
En nuestras mochilas colocamos cosas básicas para el camino, desde agua, sacos o costal, sogas, guantes, incluso alguna merienda por si nos fallan los “caballos de fuerza”.
Ah y por supuesto, no podián faltar las herramientas para cortar. Acá salgo con mi “Escalibur” jajaja.
Este es el panorama a donde siempre frecuentamos en nuestras aventuras, al final de la foto, se puede ver un pequeño sendero, este lo provoca los meses de invierno, aunque antes por allí estaba un río llamado (trapichito), hoy solo es un camino de arena.
Acá iniciábamos con la faena, cabe destacar que llevamos un par de sacos extras para cortar pasto para alimentar a algunos conejos de la granja de mi amigo, llamada Granja Latino.
Ya casi estábamos terminando por eso, Aarón aprovecho un palo seco para montarse saludarles a todos con su sombrero, especial para el sol que casi nos doblegaba.
¡Listo!. Ya no cortes más-. Le grité a Villegas, el papá de Aarón, la verdad es que habíamos ido muy tarde en la mañana, y ya nos estaba gruñendo el estómago, y el sol nos hacía ver doble, pero de todos modos pudimos sacar algo de alimento y también algo de leña.
Aquí, ya cada quién había tomado sus sacos, la verdad es que estaban livianos, pero el sólo pensar en el trayecto adónde íbamos, se hacía pesado jajaja.
Pero de igual modo, nos lleno de alegría pues, podiámos contar para cocinar para un par de días más, y los conejos estarían contentos con pasto nuevo y fresco.
Bueno este fue mi viaje y aventura que quise compartir con ustedes amigos, aunque esto lo hago casi 2 veces por semana, no nos acostumbramos, y decir que ya le estamos agarrando el gusto sería mentirles. Jajaja
Me despido dejándoles un saludos a todos, hasta una próxima oportunidad.
Las fotografías fueron tomadas de un teléfono modelo Blu 5.0