Cascadas del Vodudahue, expedición al mito.


Fuente
Cascadas del Vodudahue - vista desde un avión

En 1772 llega a la isla de Chiloé el franciscano Fray Francisco Menéndez quien entre 1779 y 1786 organizó cuatro viajes exploratorios al continente con dos objetivos primordiales, el primero, netamente espiritual, evangelizar a los indios; el segundo, más material, encontrar la mítica Ciudad de los Césares, que por entonces se creía que estaba ubicada a orillas del río Vodudahue.

Francisco Adolfo Fonck, un médico y explorador alemán que se radicó en Chile e investigó y relató los viajes del Fray Menéndez, escribe que el 7 de enero de 1784 la expedición avista a las cataratas del río Vodudahue. Esto es refrendado por el militar e hidrógrafo chileno Francisco Vidal Gormaz quien también menciona haber visto las cataratas en sus viajes exploratorios para la realización de estudios hidrográficos.

Estas menciones no solamente crean el mito de las cataratas sino que aumentan el de la Ciudad de los Césares ya las emparenta y agiganta, se comenzó a hablar de “Ciudad Encantada” y “el oro del arco iris”.

Por supuesto que con el correr de los años el mito de la ciudad de los césares cayó por su propio peso, solo quedó el romanticismo y la comprensión. Sin embargo llegar hasta las cataratas siguió siendo un desafío, por su lejanía, por carecer de caminos, por estar rodeadas de bosques por momentos impenetrables.

En el año 1982 un grupo de argentinos decidió realizar una expedición al mito de las cataratas. La idea partió del arquitecto Carlos Wilfredo Arriola y el piloto de aviones Roy Wergzyn. Ambos residentes de la Patagonia, más precisamente en la provincia de Chubut, muy cerca de la frontera con Chile y del río en cuestión.

Durante 20 años maduraron la idea hasta que una serie de eventos confluyentes les permitió cumplir el sueño de la expedición, sin rigor científico, solo deportivamente aunque no faltaron en el grupo algunos profesionales como un zoólogo y dos médicos, un cardiólogo y un traumatólogo. También contaron con la presencia de un montañista y escalador profesional.

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Mapa de la ubicación de las cascadas

Uno de los eventos afortunados que influyó en la decisión de emprender el viaje fue el clima, Roy chequeaba y estudiaba la meteorología permanentemente, claro que por cuestiones obvias la expedición no podía realizarse en época de frío, entonces se concentraba en fechas de verano principalmente. En ese momento encontró un clima propicio hacia fines del verano de 1982 y decidieron, por fin, realizarla.

El conocimiento del bosque y la montaña ayudó a que todo fluyera convenientemente, todos los participantes eran oriundos de la zona, el estudio del clima fue exacto y la expedición tuvo más de 20 días seguidos de buen tiempo lo cual ayudó enormemente para el éxito de la partida.

Partieron el 15 de febrero y luego de sortear cerros, las cuencas de 7 ríos y una vegetación exuberante que por momentos los obligó a dar grandes rodeos, finalmente el 2 de marzo, luego de franquear la laguna Vidal, naciente del río Vodudahue, llegan al primer salto, la obra de la naturaleza más grande jamás imaginada por el grupo, una profusión de piedra y espuma de agua deshecha, sobre un fondo verde de musgo y esmeralda. Todos quedan impactados ante la visión de un gigantesco arco de piedra basáltica con columnas y capitel construido por la naturaleza, sumido en un hervidero de agua y cubierto de luz refractada en todo el espectro de colores imaginables. El aire se llena de un fragor ensordecedor por el golpe del agua sobre el lecho del río. Una vista que corta el aliento.

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Foto del puente y arco de piedra natural de la primer cascada (foto del libro)

El 7 de marzo, regresando, encuentran la zona intangible del Parque Nacional Los Alerces ya cerca del destino final y para su sorpresa los esperan allí Daniel y Horacio Wergzyn hijo y hermano del guía de la expedición, era la brigada de rescate designada que por falta de noticias del grupo salieron a buscarlos varios días antes de lo acordado solo porque estaban preocupados.

Volvieron en lancha hasta el puerto Chucao y durmieron en la casa del guardaparque ya muy cerca del punto de comienzo en Esquel. Esa noche, por vez primera en más de 20 días, comenzó a llover.

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Fuente:
Vodudahue 82, un viaje al mito. Agrupación Andina “Los Alerces” Diciembre 2006.

Héctor Gugliermo
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