Heridas, Miedos y Compulsiones ¿Sabremos Identificarlas?

Todos los seres humanos de una u otra manera vamos siendo marcado por cualquier circunstancia de la vida. Desde el mismo momento de la gestación recibimos informaciones, unas se manifiestan como estímulos positivos mientras otras actúan de manera contraria.

Nuestras vidas transcurren y con ellas transcurren hechos y acontecimientos que desde muy pequeños van marcando un camino emocional. Un mal gesto, una mala cara, una mala palabra, se manifiesta en cada individuo como heridas. Las heridas, van quedando en nuestros subconscientes y sin saberlo se van ocultando así como se oculta el sol cada tarde en el ocaso y así como aparece de nuevo al día siguiente como si nada. Las heridas no parecen manifestarse tan rápidamente o al menos, no son fáciles de identificar.

¿Quiénes causan nuestras heridas? Todos, la sociedad, la escuela, la familia, los medios de comunicación, redes sociales, el universo conspira y son causantes de las heridas. Unos lo hacen de manera consciente otros, inconscientemente. Pongamos el ejemplo de los padres, estamos claros que ellos jamás desearán mal para sus hijos por ende, no creemos en el malsano actuar para causar heridas sin embargo, pasa. Pasa muchas veces cuando apartas a tus hijos dando prioridades a otras cosas, pasa cuando desde pequeños buscamos comunicación y recibimos rechazos, pasa también cuando comparamos a nuestros hijos con los hermanos u hermanas o con otro familiar o amigos, pasa, cundo enojado dices una mala frase o una mala palabra. Una mala palabra, hiere y marca para toda la vida, una mala actitud por muy inconsciente que sea puede traer consigo, graves consecuencias.

Cuando hablo de las graves consecuencias me refiero a los miedos. Las heridas, por si no lo sabíamos causan miedos, por ellos tendemos ver con frecuencia personas inhibidas, detrás de ellos, seguro habrán heridas convertidas en miedo. A veces quisiéramos escapar, salir corriendo, dejar todo a un lado y despejar la mente en un lugar solitario quizás escuchando solo el ruido de los pajaritos o de fuertes vientos, escapar donde el ruido de las olas del mar sean tu acompañante pero, ¿qué nos frena? En mi caso, me frenaban los miedos, tendía a pensar que el mundo dejaría de funcionar si yo no estaba; sentía que mi familia no saldría adelante porque no estaría allí para dirigir todo "lo que se debe hacer" y, ¿eso es verdad? Pues no, es completamente falso y todo mundo lo sabe entonces, ¿a que se deben estos pensamientos?, a las heridas, fui marcada desde pequeña, fui apartada de manera inconsciente de mi grupo familiar, lloraba mucho y nadie entendía mi lenguaje, ni yo misma lo entendía.

El contexto igual confabulaba en mi contra, se me reforzaba de manera continua que era “la oveja negra” y eso causó una herida profunda en mi corazón, esa herida se transformó en miedo, me daba miedo dejar a mi mis hijos, me daba miedo dejar mi familia, me daba miedo pensar que no pudieran defenderse así como yo no podía hacerlo cuando pequeña y siempre requería la protección de alguien mi mamá, mi tía, mi hermano, mis maestra, mis compañeros de clase, mis novios… siempre necesité de esas protecciones y lo peor, necesitaba escuchar de manera indeliberada “Eres la oveja negra” resultando reforzar aún más mis miedos.

Ya con heridas y miedos se suman las compulsiones u obsesiones. Las compulsiones se definen como impulsos o conductas recurrentes y persistentes como consecuencia de alguna perturbación, causan marcada ansiedad o malestar. Existen variadas compulsiones producto de los miedos por ejemplo, el miedo a la soledad te genera la ansiedad de estar siempre en compañía de alguien. El miedo a la tristeza te hace mostrar ansiosamente una aparente felicidad. El miedo a no ser escuchado te hace ser un egocéntrico en potencia. El miedo a perder tu familia arrastra heridas sobre sensaciones de negada protección. Las compulsiones entonces, son rituales de comportamientos cuyo objetivo es neutralizar los miedos y éstas a su vez las heridas.

¿Las recomendaciones? Busquemos ayuda de los expertos, yo recurrí a muchos lugares y puedo dar fe de lo bien que me fue. Hice retiros espirituales, mis encuentros con Dios y la conexión sincera con Él fue el primer paso. Llorar, drenar, contemplar en silencio, reconocer y perdonar son claves para el proceso. Durante el discurso si lo pudieron notar hablé en presente pero solo lo hice para ilustrar el contenido. Hoy el tema de mis miedos es un caso superado gracias a Dios. Acudí a terapias emocionales y realicé talleres en mi lugar de trabajo y no pude obtener mejores herramientas para afrontar mis miedos.

A ustedes mis queridos lectores, si de algo les sirve esta experiencia, revisen y afronten sus verdades, nunca es tarde y menos aún cuando ponemos en riesgo nuestra salud mental. Las heridas, miedos y compulsiones son enfermedades mortales no las descuiden ni dejen de tratarlas.


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No dejo de agradecer a #ProyectoCrecer con quien inicié mi formación en Steemit. Gracias @oscar21vander, @mariart1 y @Dariuska2008 siempre allí pendiente y apoyando a los nuevos usuarios.

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