El aula de bachillerato: Cómo fomentar la participación.

Alcanzar la participación espontánea de nuestros alumnos durante la clase depende de muchos factores. Pero está en nuestras manos lograr maximizar la experiencia, dinamizar las experiencias, hacer de nuestra hora de clase, más que una lección impartida, una oportunidad de escuchar de nuestros alumnos sus opiniones, conocimientos y experiencias.

Y todo esto es lo que se logra cuando la clase es participativa. Que no sólo sea el profesor un simple dador de clase, impartidor de conocimientos que muchas veces no cobrar sentido para el alumno, sino una persona que promueva la comunicación con sus alumnos, la discusión, la generación de ideas y el interés por lo que se quiere transmitir.

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Son muchas las recomendaciones que se pueden dar al respecto. Sólo mencionaré algunas de ellas:

  • Presenta una clase atractiva. No importa el tema o la materia que se trate, si hay una adecuada dedicación a la preparación previa de la clase, se puede lograr la motivación a participar e incluso la lluvia de ideas con los estudiante. Por supuesto que el tema a tratar también influye, pero se trata de buscar la conexión entre lo que piensan los alumnos y el tema que se va a dar.

  • Relaciona la materia vista con experiencias cotidianas. Por ejemplo, si vamos a hablar de los minerales, probablemente los alumnos no sabrán de su composición, dureza, raya o cristalización, pero si es posible que conozcan muchos minerales de uso cotidiano y puedan conocer su utilidad, colores, tipo de brillo y hasta dónde se localizan. Todo este conocimiento previo sirve como base a una clase interactiva.

  • Permite que los alumnos intervengan en la organización de la clase. Es importante escuchar las ideas que los alumnos puedan aportar en cuanto a la forma en que se desarrolla la clase, la organización de las actividades, la forma de evaluar, etc.

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  • Plantea preguntas concretas. Las preguntas adecuadas, pueden dirigir la participación en clase hacia el logro de los objetivos planteados permitiendo que la conversación sea productiva y no se desvíe el tema. Algunas veces, a pesar del entusiasmo mostrado por los estudiantes, si la conversación se ramifica y no ayuda a adelantar en el tema, entonces no se logra el objetivo.

  • Muestra interés en las intervenciones de cada alumno. Para cada uno de ellos es importante lo que va a decir; incluso si su intervención no aporta elementos que ayuden directamente al desarrollo de la clase, demuestra con tu actitud que lo estás escuchando y te interesa lo que dice. Es importante también, al finalizar cada intervención, felicitar o agradecer al estudiante por su aporte, sea este significativo o no. Es importante tomar en cuenta que en la adolescencia se les hace aún más difícil a los alumnos tímidos participar, ya sea por pena o temor a recibir algún tipo de burla. Toda participación debe ser apreciada y tomada en cuenta por el docente.

  • Crea actividades lúdicas para hacer más atractiva la clase y motivarlos a intervenir y comentar. La cantidad y calidad de juegos que se pueden organizar dentro del salón de clase para fomentar la participación y la sana competencia dependen de la materia y del tema específico a tratar. Es aquí donde la experiencia, planificación de clase y entusiasmo del profesor lo ayudarán a generar las ideas que permitan incluir alguna actividad que dinamice la clase.

  • Organiza trabajos en equipo dentro del aula de clase. El trabajar en grupos, con sus compañeros de clase, dará a cada alumno mayor confianza para sentirse motivado a participar y generar ideas.

La participación y la motivación vienen de la mano; nuestra tarea como profesores debe ir hacia el logro de ambas, con la finalidad de hacer de nuestras clases algo extraordinario y del aprendizaje, una experiencia que dure para siempre.

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