Una de las normas básicas de todo paraíso fiscal es el de proteger la identidad de los propietarios de cuentas bancarias creadas en los bancos de esos territorios, lo que ha dado pie para que aquellos con fondos ilegales o de dudosa procedencia encuentren cierta seguridad de sus activos en estos países.

Históricamente, Suiza había sido uno de los principales protectores del secreto bancario. Era común que narcotraficantes, estafadores, corruptos, y un largo etc, tuvieran su dinero bien guardado en este país. No obstante, el secreto bancario suizo fue oficialmente abolido a finales de septiembre, y el gobierno suizo se ha comprometido a difundir información financiera de cuentas sospechosas a los entes internacionales y a otros países.

En este sentido, las más de 7 mil entidades financieras Suizas tienen la obligación de compartir esos datos a aquellos que lo soliciten. El fin del secreto bancario otorga potestad para que aquellos entes y organizaciones que rastreen fondos ocultos y evasión de impuestos, soliciten esa información. En un principio la Unión Europea será la primera en disponer de estos datos.

Al eliminar el Secreto Bancario, Suiza también podrá solicitar información sobre cuentas a otros Estados. Ya para el 2019 Suiza pretende otorgar esta información a la gran mayoría de gobiernos que se la soliciten.

De esta manera finaliza la larga tradición Suiza de esconder el dinero robado de corruptos. No obstante, voces contrarias se han manifestado debido a que de alguna manera, el secreto bancario otorgaba privacidad a aquellos que por diversas razones no desean que su información fiscal sea pública, o controlada por los gobiernos.