Tocar fondo... Una visión de la depresión

Descender hacia los confines más oscuros de la mente y seguir vivo, ¿Acaso existe una proeza más cruel que esa? Posiblemente, sí, pero quien está inmerso en su propio abismo, tratando de aferrarse con todas sus fuerzas a la mala hierba que crece en su acantilado (para no caer, o para sentir que al menos eso hace). Mientras que al mismo tiempo, se encuentra arrancando cada planta desde la raíz, con la impotencia de saber que nunca crecerá un árbol capaz de dar flores ni frutos; ese ser humano, con total razón, sentirá que cualquier otra tarea, por más opresiva y siniestra que parezca, pudiese ser un alivio para su tormento.

Esta es la forma en la muchas más personas de las que creemos (o de las que queremos creer) viven.., siendo sincera, es la forma en la que muchos vivimos, y eso lo hacemos gran parte de nuestras vidas. Aun peor, es que mientras en el exterior solemos estar un paso por detrás de cualquiera (al menos para la perspectiva que tienen nuestros propios ojos, es así), la verdad es que mentalmente luchamos mucho por medio mantenernos a flote, y ese “medio” se siente más ínfimo e insignificante de lo que parece.

Estamos constantemente en una agotadora batalla con una parte de nosotros mismos, una parte que es obsesivamente cruel y despiadada, y que además luce siempre triunfadora. Tal es su victoria, que sin importar cuántas veces nos enfrentemos a ella, e incluso cuantas veces creamos haberla derrotado, la muy inmortal, pareciera tener la capacidad para volver, por alguna razón a la que no le dábamos importancia anteriormente.

Esta es una descripción bastante gráfica de una persona deprimida.

Y es que hablar de depresión resulta incómodo para muchos, no porque nadie haya sentido una emoción negativa en su vida, por lo menos una lo suficientemente fuerte como para ser capaz de arrebatar cualquier sueño o esperanza, (aunque sea por un instante), sino porque todos cuando logramos sentirnos un poquito mejor, queremos huir lo más lejos posible de cualquier sensación que nos acerque de nuevo a ese duro recuerdo.

De hecho, es posible que definir a la depresión como "emociones negativas", sea totalmente errado, porque la persona profundamente deprimida justamente es incapaz de sentir, o por lo menos de experimentar, algo distinto al tormento que vive y que siente que le ha acompañado desde siempre, sin descanso, sin cesar, sin siquiera una triste evocación de un atisbo de alegría.

En este momento, yo no me considero que esté deprimida. Entonces, ¿por qué quiero escribir sobre la depresión? La primera respuesta es simple e incluso egoísta, porque aunque tenga actualmente la capacidad de sentir un abanico de emociones distintas, la depresión ha sido y es parte de mi existencia, de hecho creo que he aprendido a vivir con ella, es más, considero que algunas características particulares de mi personalidad y de mis capacidades, por ejemplo mi forma de escribir, las tengo justamente porque soy una mujer depresiva. ¿Acaso quiero convencer que esto es algo esperanzador? Por supuesto que no, pero esta es mi realidad, y posiblemente sea similar para otras personas que como yo, viven lidiando con sus más temidas sombras.

Otra razón para escribir sobre la depresión, es que por alguna razón, cuando un depresivo visualmente afecta a otra persona, es decir, cuando su malestar es tan obvio, lo más probable es que se acerque alguien brillando de alegría a intentar convencerle que ”la vida es maravillosa y que solo falta un cambio de actitud”. Yo, la verdad, no quisiera formar parte de ese club, puesto que sé lo cruel que resultan esas palabras cuando solo hay oscuridad frente a nosotros.

Para exponerlo mejor: tratar de darle ánimos a alguien deprimido, desde una actitud optimista, por más bien intencionado que sea el apoyo, sería como si estuviésemos cavando un túnel que nos lleva más profundamente al infierno que vivimos, y en vez de que alguien nos ayude a ver la luz que está encima de nosotros o incluso que hasta nos arroje una escalera, nos lance con una pala la tierra que ya hemos cavado, para así terminar de sumirnos en la total oscuridad.

La depresión es espantosa, esa es la realidad, y es posible que eso no cambie en un futuro cercano, porque los psicofármacos no han evolucionado mucho. Sí, aunque existen la medicación y la psicoterapia, y ambas **son extraordinariamente necesarias y útiles, **estas requieren algo de tiempo para actuar, por lo que sí, cuando nos sentimos mal, a pesar de la ayuda, nos sentiremos mal un tiempo.

Sin embargo, aunque creamos profundamente que no podemos seguir con lo que sea que estamos viviendo, lo poco que he aprendido y por tanto de lo único que estoy convencida es que cada una de esas crisis que he tenido, ha pasado, luego puede que venga otra, pero igual siempre pasa, y quien sabe, puede que hasta alguna enseñanza me haya dejado la muy despiadada.

Si alguien lee estas líneas y se identifica un poco con ellas, puede estar seguro que no está solo, somos más de los que creemos, y estamos dispuestos a apoyarnos entre nosotros, porque sabemos que cuando sentíamos que ya todo estaba dado por vencido, alguien (posiblemente tan dolido como nosotros), nos extendió su mano.

H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
Join the conversation now