Hablaron y hablaron como si se conociesen desde hace años, ignorando que en realidad esta era su primera conversación formal. Botaron los manuales y guiones por la ventana.
Fugaces fueron las horas y a su paso, cada uno se quitó la máscara con la que se presenta ante el mundo.
Sus conversaciones se salían de las líneas, no había protocolo alguno, ni siquiera por cortesía a la ética.