Parto de la base de que, como guionista profesional y aficionado al cine, me gustan las películas de Marvel, DC y toda esta parafernalia de suprahombres. Son muy entretenidas, ligeras y dinámicas. El guion funciona como un reloj suizo y el argumento, sin resultar trascendental tiene un poderoso telón de fondo: salvar la humanidad. Ahora bien ¿a qué precio?
He aquí la problemática. Nos encontramos ante un contexto en el que todo vale para lograr la derrota del malvado enemigo. Es curioso ver como en las propias obras se hacen esta pregunta en voz alta ( Vengadores: La era de Ultrón, Capitán América: Civil War, Batman: El Caballero Oscuro...) llegando a una conclusión que haría revolverse a Kant en su tumba :todo vale.
Sucede que hay que tener claras unas cuantas cosas. Por supuesto, la primera de ellas, que esto es cine. Y hay que verlo como un mero entretenimiento. Pero no hay que olvidar que en efecto esto es así, y que este tipo de películas atraen mucho al público juvenil e infantil incluso. En estas edades aún se están formando los valores éticos y el mensaje que llega de forma pasiva desde estas producciones es rotundo: "yo soy el bueno y haré lo que haga falta acabar con el malo".
El Postfascismo postmoderno es una corriente estética, pero la estética siempre ha apoyado la conquista y la difusión de valores con gran potencia. Desde la antigua Grecia, donde los helenos tenían su ideal de belleza unido al de moralidad hasta el Tercer Reich, esos chicos rubios altos vestidos con elegantes trajes negros de Hugo Boss.
Hoy día ya no se dan (apenas) conquistas por ocupación de territorios. Los estadounidenses han llegado a la acertada conclusión de que es más práctica la conquista cultural. Y es por eso que todo el mundo quiere sor como los yankees: te venden el sueño americano, con su cine, y te parece tan maravilloso que obviamente lo quieres. Quieres la Coca Cola, quieres las Nike y quieres ser Batman. No se trata de ser localista o antiglobalización, se trata de ser consciente de cuál es el ideal que de forma pasiva nos llega al cerebro.
Un guion de cine estructura una historia en la que suceden tales o cuales cosas, las cuáles evolucionan a través de puntos de giro y se resuelve en un clímax. Esto es lo obvio. Lo que no es tan obvio es lo implícito en el mismo, el Tema, una pregunta que no suele hacerse en voz alta y que se autoresponde con la resolución del clímax. Atentos a este punto, porque cuando más estás disfrutando de la historia es cuando te llega el mensaje más poderoso de forma pasiva.
¿Todo vale?