Caracas

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Otro día mas de jornada laboral finalizado con éxito.
Como de costumbre salí de mi lugar de trabajo y tomé el metro.
Solo dos estaciones para llegar a mi casa.
Dos estaciones me bastan para que mi estado de animo cambie de tranquilo a estresado.
El vagón lleno de gente, el calor insoportable y la contaminación sónica abundante incluso en el subterraneo.
Al fin llego a la estación, se abren las puertas y soy una de las primeras en salir.
Subo las escaleras mecánicas junto a la multidud que retorna -al igual que yo- a sus hogares.
Paso los torniquetes, y salgo de la estación de metro.
Justo en ese momento recibo una llamada, mi mejor amigo.
Contesto y comenzamos a hablar de cosas que ya ni me acuerdo.
Por cosas de la vida se me ocurrió alzar la mirada,
vaya que valió la pena.
Quedé petrificada, hipnotizada, solo observando lo que frente a mi se presentaba.
Cuando logré reaccionar le dije a mi amigo que en unos minutos le devolvía la llamada.
Corté, e inmediatamente busque la función de la cámara en mi maltratado teléfono celular.
Era una imagen hermosa.
La luna, grande, brillante, impactante, se posaba junto al cerro El Ávila como dos amigos que se unen para conversar.
El cielo negado de nubes con los últimos rayos del sol se mezclaban como uno solo.
También, Los edificios de la avenida, los ranchitos con sus techos de cinc formaron parte de esta postal.
Eso es Caracas,
Una mezcla de colores, texturas, culturas, Caracas es la ciudad donde encuentras caos y calma.
Puedes amarla u odiarla, pero siempre tendrá su punto de encanto para recordarte que
Caracas es Caracas.

Texto y foto: Willmary Carmona | @willacr28

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