Para los que vivimos relativamente cerca de la playa (30 min. Aprox), venir a desayunar de vez en cuando a un restaurante a la orilla del mar es una experiencia que reactiva, que estimula, que despierta.
Te lleva a espabilarte y olvidarte un poco de los problemas cotidianos y te devuelve a lo básico, a lo fundamental.
Y es que el mar tiene ese poder de hinoptizarte con sus olas y quitarte toda esa neblina mental que te detiene.
«Siempre nos encontramos a nosotros mismos en el mar»
E.E. Cummings.
Pd. Comimos MUY bien