EL ALCOHOL Y EL AMOR.

Me disfruto mucho esos romances que solo duran lo que se tarda en salir el alcohol de tu cuerpo.

Y a decir verdad es que esos romances de copas me han servido muy bien,exceptuando aquellas veces en las que la pasión y lujuria se ha aprovechado de mi, y terminaba despertando en un cuarto ajeno tocando el piso en la oscuridad buscando mis zapatos. Pero eso era antes. Ahora todo es cuestión de entender la relación directa que hay entre el idilio y los grados de alcohol de la botella que estamos tomando.

Es muy triste que los romances de alcohol sean poco valorados en la sociedad. Si lo sé, pueden parecer superficiales, y están lejos de se el amor de historias de novelas o de películas de cine eterno que todo el mundo busca, pero a diferencia de éste último, cuando los romances de alcohol terminan sólo terminas con una resaca pasajera. Y estamos claros que es más fácil sanar un dolor de cabeza que un corazón roto.

A decir verdad, son bastantes practicas y convenientes, duran poco, nunca se recuerdan esos malos momentos y cualquiera puede ser tu alma gemela con el número correcto de botellas o de copas de chops.

Y así concluye mi clásica filosofía de los domingos por la noche.


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