Hoy día a los estudiantes Venezolanos se nos hace sumamente difícil estar animados para recibir clases, esta situación nos afecta hasta el punto de pensar que estudiar no nos servirá de mucho estando en este País, se hace tedioso el transporte, aparte de que duramos más de una hora en las paradas y para conseguir el efectivo para pagar es muy molesto y casi imposible, (no aceptan los Carnet estudiantes que son supuestas medidas que el Gobierno implemente para ayudarnos y las rutas que deberían ser gratuitas siempre brillan por su ausensia) sin mencionar el temor que abunda en cada uno de nosotros al poner un pie en la calle y vamos sólo pensando en esas incógnitas rutinarias **¿y si me roban? ¿como recupero lo perdido? ¿y si me matan? ¿me regreso? ¿vale la pena ir a clases? ** que se hacen presente en nuestro día a día, no es fácil querer y a la vez no, querer que me superarte y no contar con ese entusiasmo que ni de los profesores existe, porque hasta ellos faltan y más molestia da que muchas veces vamos a la universidad y simplemente perdemos tiempo y dinero porque no hacemos nada.
Mi país lamentablemente cada día va en decadencia, y nosotros somos la posible solución para que en un futuro todo esto salga adelante, pero como? Si lo único que hace esta situación es cortarnos las alas y la única razón que me anima a querer graduarme, es para irme del país (estoy segura que no soy la única, somos la mayoría) para simplemente encontrar una estabilidad, una mejor calidad de vida para mi y así sacar a todos los míos de esta realidad tan triste y nefasta.
Como estudiante me ha tocado comerme la verdes y ver a compañeros muy cercanos llegar al aula de clases sin nada en sus estómagos, y también he visto como buscan en la basura para alimentarse, he vivido situaciónes en las que tenemos que recolectar dinero para ayudar a algún compañero a pagar su pasaje, para que puedan comer algo o simplemente pagar una impresión o fotocopia, cosa cuyo precio está también por las nubes.
Mientras tanto lo único que podemos hacer es ayudarnos unos a los otros, como la gran familia estudiantil Venezolana que somos, animando al desanimado y dándole una mano al más necesitado. Avencemos.
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Con estima, Meggie.