No ser.

Para todas las personas lo más importante es el estudio: “eso es lo único que nadie le puede quitar, mija”. Desde pequeños nos enseñan a soñar con ir a la universidad, estudiar una carrera, tener un título profesional y hasta algunos cuantos más cartones de nivel superior, porque todo eso es necesario “para ser alguien en la vida”.

Seguramente a usted también, como a mí, le dijeron en su casa que para poder salir adelante y cumplir “sus sueños” lo que tiene que hacer es estudiar: ir de la guardería al prescolar, del prescolar a la primaria, pasar por lo menos 13 años en el colegio para luego ir a la universidad y convertirse en todo un “doctor” (porque sí, la carrera también importa). Así, los que podemos seguimos todo ese conducto regular, nos guste o no, creyendo que ese es el método infalible para alcanzar la tranquilidad, para lograr ese prototipo de vida que la sociedad quiere para nosotros, que necesita de nosotros: más familias que repitan nuestra historia.

Yo no estoy en contra del estudio, de hecho, la academia es una de las cosas que más me apasiona; aprender, conocer, leer y transmitir son cosas que disfruto infinitamente, que hago por placer y a las que me dedico incansablemente, hasta cuando no quiero. Pero es precisamente por eso que escribo eso, porque lo que debería ser una vocación se ha convertido para todos en una obligación. Por eso yo decidí hacer de mi “estudiar para ser alguien en la vida” una experiencia distinta, para poder ser el alguien que yo espero de mí y no el alguien que la sociedad quiere que sea.

Hacer una movilidad internacional es algo que todos lo que hacen recomiendan: conoces gente nueva, lugares nuevos, culturas diferentes, viajas y sobre todo, fiesta, fiesta, fiesta. Y sí, todo eso es cierto, pero todos se quedan cortos.

Vivir como estudiante en el extranjero implica –sobre todo para los latinoamericanos que tenemos la cultura de quedarnos en la casa de los papás muchos años después de los 18 (algunos duran más que el bombril)-, aprender a valerse por uno mismo (con todo lo que eso conlleva, porque sí, toca aprender a hacerse solo el caldito de “sustancia” para el guayabo), independencia, libertad, mucha responsabilidad y sobre todo, amor propio.

Llegar a una casa llena de desconocidos es algo demasiado emocionante y a la vez intimidante, aprender de cada cultura del mundo al tiempo que te acostumbras a las rutinas de tus nuevos compañeros de vida es algo tan agobiante como excitante; sos vos con tus achaques y ellos con los suyos, tratando de compartir un espacio y de llevarse bien, porque todos estamos en las mismas, con esa expectativa infinita sobre los meses venideros. Yo comparto todo mi tiempo con personas totalmente ajenas a mi cultura y a la forma de ser tan diferente que tenemos los latinos; se sorprenden porque canto, río y bailo, les gustan mis abrazos y la generosidad con la que fui criada, además, se ríen por lo costoso que me parece todo cuando a ellos les parece lo más de barato una cerveza a 2€. Conocer gente nueva se hace en todas partes, no es necesario viajar para hacerlo, pero sólo viviendo en un país extranjero podemos aprender y conocer culturas diferentes.

Perderse en una ciudad que ha estado en pie por más de 2000 años es casi tan emocionante como ver el Gran Cañón por primera vez: hundirse en la profundidad de la existencia, asustarnos de su inmensidad y darnos cuenta que nuestra vida es nuestra, no de mi mamá, mi papá, mi tío, mi abuela, mi novio, mis amigos o de la sociedad que esperan “lo mejor de vos, que sos tan inteligente”. Caminar por calles que no conocemos, dar vueltas a ciudades inexploradas por nosotros, embriagarnos en la plenitud de sabernos capaces; eso es mucho más importante que ir a un salón diariamente y recibir una lección aprendida de memoria y repetida eternamente para luego repetir, otra vez, lo mismo que nos dijeron.

Sí, el estudio es algo que nadie nos puede quitar, pero hay muchas más cosas que nadie nos puede quitar, porque todas las experiencias que vivimos son nuestras, y son lo que nos hacen lo que somos: eso nadie nos lo puede quitar.

H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
Join the conversation now
Logo
Center