Una mirada del mundo desde la infancia: Samuel.

Saludos amigos de Steemit. Hoy quiero compartir con ustedes una experiencia que me ha hecho pensar en la mirada del mundo desde la infancia. La perspectiva ante la adversidad de Samuel,un niño de 9 años.

Mi trabajo es con docentes en formación y una de mis metas es que los muchachos, futuros docentes puedan intentar mirar y mirarse desde la infancia. Porque por lo regular vemos al niño como un extranjero, un distinto, alguien que debemos llevar por el camino del bien y no pensamos que ellos tienen sus formas de mirar el mundo. ¿Qué tal si nos atrevemos a mirar desde su perspectiva?

En estos días, me ocurrió un evento desafortunado, mi carro en donde aprendí a manejar, mi regalo de graduación, fue chocado mientras estaba accidentado, por un irresponsable conductor borracho en un camión 350. Por un lado mi convicción confesa de esperar la justicia de las autoridades y ver tantos malos manejos, además ver mi carro hecho una chatarra fue un momento terrible. Traer lo que quedó a casa en una grúa, el sonido escalofriante del crujir del metal contra el suelo, mis viejas llorando, mis sobrino que es bastante sensible, contagiado con tanta tristeza, con la atmósfera de la pérdida; no entendía, decía que no era mi carro porque el mío no era tan pequeño…

De repente entra mi pareja y le dice – tranquilo que lo vamos a cortar para hacerle una casa al perro-. En ese momento, el niños se secó las lágrimas suspiró, pensó y me preguntó si tendría ventanas, si le dejaríamos los cojines para que el PerroMar pudiera dormir, PerroMar es un perro Mastín Napolitano con Golden a quien rescatamos moribundo en la playa (se los presentaré en otro post). Samuel miraba embelesado pensando por dónde estarían las puertas, las ventanas, qué le pondríamos dentro, qué colores… Y lo que fue un momento dramático se convirtió en un compartir entre risas.

Esta vivencia fue un regalo, para mí una invitación a sosegarme y volver a la simplicidad de los niños, esa mirada llena de amor, que representa un mundo de posibilidades, de transformaciones profundas, de no quedarse en la pérdida sino en buscar alternativas. Los niños que no piensan en el valor de las cosas materiales como lo hacemos nosotros, sino que siempre abren su mente.

Los niños son grandes maestros. ¿Qué tal si por un momento dejáramos de lado todos los juicios, preconceptos y luchas por ser y tener y nos refugiamos en la profunda simplicidad del pensamiento de los niños cargados de alternativas, de constantes reinvenciones.

Si algo me ha enseñado todo lo ocurrido es que no podemos oponernos al curso de la vida. Aunque nos empecinemos, no tenemos el poder de cambiar cómo ocurren las cosas, que lo fortuito existe. Ante lo indeterminado, deberíamos utilizar todos nuestros recursos, para recrearnos, reinventarnos y apostar a las posibilidades. Comprender el aprendizaje y construirnos cada día. Es necesario volver a mirar con los ojos de los niños que no guardan resentimientos sino que se disponen a cada rato a dar giros de timón que les llevan a reinterpretar el mundo y sus situaciones.

Cuanto tenemos que aprender de estos grandes maestros, escuchar su forma de ver el mundo y más que traducirle nuestros deseos, tratar de encontrar en sus frases sencillas en sus miradas menos estructuradas, la visión del todo. Vivir con una nueva certeza, la certeza de las múltiples posibilidades.

Espero hayan disfrutado esta experiencia para la reflexión y leer sus comentarios.

Bendiciones y magia....

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