A la luz de la confusión descienden recuerdos

A la luz de la confusión descienden los recuerdos, de días, de horas, de momentos eternos que son: risas fugaces.

Y como aquellos intervalos de miradas; esas desdeñosas que se empañan en devorarnos poco a poco, la caricia de tu mentira acentúa el contorno de tus ojos; la mirada revela.

Sin embargo tu aroma no miente y los has dejado sobre mi pecho.

Razón que ha sido suficiente para amedrentar mi soledad.

Suficiente para mantenerme alejado de una locura que vive callada bajo el pretexto del discurso literario, bajo el yugo de la razón, bajo el inminente peso de la noche insidiosa: esa que miente por mí y vive por ti.

Sin embargo la tribu de los corazones dañados habitan nuestro mundo, y para nada justo es; que la responsabilidad de consolar el mío caiga en tus manos inocentes.

Esas puras y hermosas que acarician deseosas mis defectos sin saberlo.

¿Curiosas? ¿Firmes? ¿ Efímeras? ¿Sinceras?, pueden ser preguntas al aire o al destino.

Pretenciosas aves de rapiña que te hacen dudar o caer en un engaño.

Y aunque sufro por ser humano puedo estar seguro que: quiero ser sincero, que quiero aprender a verte sin esos muros de Jericó.

De que no quiero dejarte ir.

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