Caminan muy rápido, sin mirar a los lados, revisan su móvil, miran el reloj. Los pasos se agigantan si es hora pico o divisan que se acerca el bondi (bus de transporte público), unos corren, otros se resignan al próximo, y hay quienes prefieren el subterráneo para evadir el tráfico.
Cuando la luz cambia, todos avanzan como en una marcha bien coordinada, respetando el rayado e intentando llegar al otro extremo antes de que la pantalla led con cuenta regresiva llegue a cero, y el semáforo cambia a verde.
Prefieren andar a pie o en transporte público, en Buenos Aires escasean los lugares donde estacionar y la nafta (combustible) es cara. Así que a toda hora hay gente, de todas las edades en cada calle, en cada parada de transporte, en cada estación de subte.
Es una ciudad dinámica, activa, a ratos bulliciosa, pero silenciosa al mismo tiempo. Sus calles son fáciles de recorrer, a pie o en bicicleta. En cada esquina hay barcitos o acogedores cafés que invitan al encuentro después de la oficina o a la hora de la merienda. Sus atardeceres en tonos naranja y rosa me sorprenden, evocan en mí la sensación de "hogar".
Por un lado, es una metrópoli en desarrollo, a veces congestionada y automatizada, pero por el otro tiene ese aspecto de aldea europea con calles empedradas, tranquilas, edificios antiguos, con un aire romántico único, que te hace querer fotografiar cada rinconcito. Sin dejar de mencionar la variedad de lugares para disfrutar de la naturaleza, desde una reserva ecológica hasta jardines y parques en los que se puede pasear al aire libre.
Sin duda es una ciudad de contrastes, cultural, divertida, activa, con gente amable, sonriente y re copada (muy chévere), donde se respetan los acuerdos mínimos de convivencia y un poco más, todos a su ritmo, cada quien en lo suyo, tomando un café o compartiendo un mate con galletitas.
Aquí vivo agradecida desde hace un año y cinco meses, en la ciudad de la furia, esa que me ha acogido cariñosamente, que voy descubriendo poco a poco y que les iré mostrando con más detalle de ahora en adelante.
Texto y fotos: @guzmar