LA HISTORICIDAD DE JESUCRISTO

Hay quien afirma que Jesus no existió y que es simplemente una figura mitológica, con algo más de entidad que Júpiter o Gandalf, pero un mito al fin y al cabo. Quienes sostienen esta tesis suelen fundamentarla en la inexistencia de fuentes históricas que aludan a Jesus, más allá de las fuentes bíblicas y neo testamentarias que son consideradas, con razón, fuentes parciales (lo que, por otra parte, no resta consistencia a la existencia de Jesus pues ¿Qué fuente histórica del mundo antiguo es realmente imparcial?)

Pero la afirmación de la inexistencia histórica de Jesus es falsa o errónea, toda vez que la figura de Jesucristo es mencionada expresamente en documentos distintos a la Biblia cristiana o a los evangelios apócrifos y toda la pléyade de apologéticas y escritos patrísticos. Merecen la pena ser destacadas las referencias a Jesus (y a algunos de los hechos relatados en el Nuevo Testamento) realizadas por los historiadores clásicos FLAVIO JOSEFO (en "Antigüedades Judaicas" 20.9.1), TÁCITO (en "Anales"), PLINIO EL JOVEN (hacia el 111 d.C, Cartas 10-96 4-6) y SUETONIO. Hay más fuentes escritas contemporáneas de Jesus (Luciano, Talo, C. Suetonius Tranquillus o la carta privada del estoico Mara bar Sarapión, escrita en el 73 d.C) pero los cuatro citados son, sin duda, los más relevantes por su prestigio como historiadores del mundo antiguo y enemigos del cristianismo. Nadie podrá acusar a Tácito de simpatizar con la secta “cristiana”, enemiga del Imperio. Lástima que del Libro XVI de los Anales se hayan perdido los años anteriores al 66 d.C (la alusión realizada a Jesus es precisamente al tratar el incendio de Roma bajo el emperador Neron) pues sin duda en esos años perdidos Tácito habría tratado con mayor detalle la figura de Jesus, al menos como un alborotador judío.
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