VERDAD O REALIDAD segunda (II) parte.

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Analizando a Sócrates, ya no desde el punto de vista de la lógica y del método científico como forma para adquirir conocimientos y llegar a la “verdad”, sino desde el punto de vista de la metafísica, diríamos entonces que en cierta forma tiene razón (y ya explicaré el porqué de tal afirmación), ya que la búsqueda de la verdad por medio del cuerpo nos induciría al error, pues lo que nuestros sentidos humanos nos permiten conocer son realidades confirmadas de manera estadística o mejor dicho verdades que pueden ser comprobadas de forma empírica y no verdades absolutas desde el punto de vista de la esencia misma de las cosas, ya que para Sócrates más allá de importarle el cómo funcionaba el universo y sus componentes, para él el porqué eran más importante ya que ahí residía la virtud de las cosas o quizás también por la incapacidad de no poder adquirir tales conocimiento con base sólida, pues tal y como podemos observar en éste fragmento de la Apología de Sócrates, Critón, Fedón (Platón):

"Me regocijaba de haber encontrado a la persona de Anaxagoras un maestro según mi corazón para enseñarme la causa de los seres. Pensaba que me diría primero si la tierra era redonda o plana y que después me explicaría la causa y la necesidad de esta forma, partiendo del principio de lo mejor y probando que lo mejor para ella, es tener esta forma y si decía que la tierra está en el centro del mundo, que me hiciera ver que era mejor que estuviera en el centro.(…) Lo mismo con respecto al sol, la luna y los demás astros; estaba dispuesto a hacerle las mismas preguntas, para saber, en lo que concierne a sus velocidades respectivas, sus direcciones y los otros accidentes a los que están sujetos.(…) Jamás habría pensado que después de haber afirmado que las cosas han sido ordenadas por la inteligencia, se les pudiera atribuir otra causa que esta: es lo mejor que sean como son

Es decir, para Sócrates la verdad descriptiva en esencia es vacía, ya que no demuestra en sí el porqué de las cosas, como por ejemplo ¿por qué la tierra tiene que ser redonda y no plana?, por lo cual, especular al respecto solo traería argumentos en base a prejuicios sin sustento alguno.

Apología de Sócrates, Critón, Fedón (Platón):

“Es mostrar que es incapaz de discernir que una cosa es la verdadera y otra cosa, eso sin lo que la causa no podría ser causa. Es precisamente lo que veo hacer a la mayoría de los hombres que, tanteando como entre las tinieblas, se sirven de una palabra impropia para designar esto como la causa. Y esto es por lo que uno, rodeando la tierra de un torbellino, la hace mantenerse en su lugar por el cielo y que otro la concibe como un ancho arco, al que le pone el aire como soporte”

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Claro evidentemente, hay que acotar que dicho método obedece también a una época en el cual el desarrollo del ser humano y sus conocimiento no eran tan amplios, ni se manejaba la misma información que en estos momentos, ya que actualmente todos sabemos que la tierra es redonda y si bien las personas comunes, es decir los no científicos podemos tal vez por medio de la observación indagar ciertos aspectos que nos indica que ella es redonda, pero más allá de comprobarlo es una verdad aceptada y enseñada (es decir verdad comprobada de forma estadística).

Por lo cual, en la época de Sócrates aun se discutías estos conocimientos, ya que la tecnología no permitía comprobar que efectivamente la tierra era redonda y que no somos el centro del universo, es por ello, que los métodos para adquirir conocimientos tenían necesariamente un límite, siendo Sócrates muy prudente al decir “yo solo sé que no sé nada”, expresión que además de otorgarle el título del hombre más sabio del mundo según el oráculo de Delfos, solamente cuidaba de que sus argumentos no cayeran en simplemente retoricas grandilocuentes, sino que en esencia fueran verdaderas, por tal motivo Sócrates aplicaba el método a conceptos cuyo significados son adstratos como por ejemplo la moral, la sabiduría, la justicia, entre otros.

Apología de Sócrates, Critón, Fedón (Platón):
“En cuanto a mí, por conocer tal causa y saber lo que es, me habría hecho con júbilo discípulo de todos los maestros posibles. Pero como se me escondía y me sentía impotente de encontrarla por mí mismo o por otro, cambie de dirección para encontrarla (…) Cuando me cansé de estudiar las cosas, prosiguió Sócrates, creí deber ponerme en guardia para no experimentar lo que les ocurre a los que miran y observan el sol durante un eclipse; pues éstos a veces pierden la vista si no se miran su imagen en el agua o en otro medio semejante. Se me vino a la mente la idea de un tal accidente y temí que mi alma se volviera completamente ciega, si miraba las cosas con mis ojos y si intentaba aprehenderlas con uno de mis sentidos. Creí entonces que debía recurrir a los principios y mirar en ellos la verdad de las cosas. Pero quizá mi comparación no es exacta en todo punto; pues no concedo sin reserva que al examinar las cosas en sus conceptos, se las examinen más bien en imágenes que en su realidad. De todas formas, he aquí el camino que he cogido. En cada caso planteo un principio, el que juzgo el más sólido y todo lo que me parece concordar con él, ya se trate de causas o de cualquier otra cosas, lo admito como cierto y, como falso, a todo lo que no concuerda con él”.

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