Mi diario dice que quiero morir

Estoy tomando café. Pesando en lo mucho que no he pensado en nada últimamente. Admito que no sé desde cuándo soy menos consciente de las cosas que antes me mantenían en una alarma continua. Cada vez me importa menos si no hago nada o si es claro que vivo por los sábados con sus cervezas y sus cigarrillos y que gracias a eso sobrevivo los demás días. Después viene la resaca del domingo y las cuentas que no cuadran y el lunes las labores en la oficina y el martes está más cerca del sábado que el lunes. No sé si es una ventaja olvidarme de todo y vivir o si en lugar de estar tan relajado debiera estar preguntándome qué pasa conmigo. No pasa nada. Que tengo muchas cosas por hacer y debo decidir por unas pocas, y no es fácil decidir y seguramente lo que quiero es que decida el tiempo y las circunstancias y que fluya la vida, no que viva, sino que fluya, que miremos a ver qué pasa. Estoy preparado para morirme en cualquier momento, la idea de hacer algo para dejar mi huella en la vida me parece ahora demasiado ridícula y vanidosa, yo no quiero hacer nada, solo quiero desaparecer y entre menos se diga mire este fue Joseph, mucho mejor. En el bus estaba pensando que era posible que el chico que estaba atrás mío me confundiera con un enemigo suyo y me matara de un balazo en la cabeza. Era posible que todo se acabara en ese momento. Y no sentí miedo. 

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