Fútbol: una pasión para entretener

A Francis Luther Blackman
Que me animo a escribir
por sobre todas las cosas.

In Memoriam

En tiempos donde la fama se convierte en un valor primario y la palabra herencia es, sólo, una página aparte para quién aprecia el fútbol como algo más que una distracción.

En un mundo donde el entretenimiento juega un papel fundamental, las transnacionales han encontrado en el balón pie una suerte de Lámpara de Aladino, Los Tesoros del Rey Salomón o El Secreto del Dorado, lo que Convierte —al fútbol— en una máquina de producción masiva, borrando la mística, que en otros años, generaban los 22 jugadores enfrentados con el honor de guerreros que protegen la pelota como el más preciado de los valores.

Más allá del deporte sólo existe el interés que genera un importante y bien tasado mercado de piernas. Cotizadas al más alto precio, mientras, a medida que transcurren los años, la compra y venta de jugadores es mucho más prematura.

Acaso ¿llegará el día que se compren jugadores en estado de gestación?.

Melancolía del juego

Desempolvar la imagen del que juega, acaricia, pisa, hace un caño, da la vuelta y sigue. Un cuerpo que hace magia con los pies y sacude el sucio de los ojos del que lo mira. Ahora son pocos los que juegan con libertad. Que no son reducidos a la sombra, a la razón primaria del nuevo fútbol; entretener al patrón que mira desde la grada central del estadio.

Se derrumban las alegrías mientras se dictan leyes represivas contra todo el orden. Se tortura a la pelota en el cuartel de los clubes, Angel Cappa, exfutbolista y escritor argentino, sentencia que «en el fútbol actual, también en Argentina, lo primero que le arrebatan al jugador es el placer de jugar» obligándolo a cumplir un solo propósito: ¡ganar, ganar y ganar! como única línea de acto en su libreto.

TEXTO Y FOTOGRAFÍACÁMARA
José Ángel NúñezOlympus E500
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