BItácora de un Emigrante

Llegó el inevitable momento de partir. Miras las maletas, sientes la esperanza y la emoción del viaje. El futuro parece prometedor, quieres dejar atrás lo indeseable, y comenzar una nueva vida. Así nos sentimos muchos de nosotros cuando hemos tomado la decisión de emigrar. Las razones varían según cada persona, pero todos coincidimos en lo mismo: Queremos abandonar un sistema decadente, es decir, debíamos decidir entre adaptarnos a la decadencia, o desertar de ella. Escapar no es una decisión fácil.

Hogar, amigos, familia y tradiciones son dejados atrás en la estela del avión. El sabor de la cocina materna, las fiestas familiares llenas de unión, los amigos que se han dispersado, y los lugares favoritos deben quedarse. Todo esto hace del escenario migratorio un doloroso rompecabezas. Sin embargo, una puerta se abre llena de oportunidades, buscamos un estilo de vida diferente, y para eso sacrificamos nuestras querencias. Las dificultades no faltarán en el trayecto de nuestro viaje, muchos obstáculos vendrán pero no nos daremos por vencidos, nos negamos a bajar la cabeza ante la decrepitud que nos rodea, además, es muy conocido el dicho de que aquello que no nos mata nos hace más fuertes, y esta es la ocasión para descubrir la valentía incluso en lo más profundo de nuestros miedos.

Al llegar al nuevo país, nos enfrentamos a una nueva cultura, incluso en ocasiones a un nuevo idioma, y a un clima al cual no estamos acostumbrados. El progreso significa adaptación, pero la lucha por la sobrevivencia en muchas ocasiones es muy dura. A pesar de todo la vida sigue adelante, no podemos estancarnos en la conformidad, y quedarnos dormidos, debemos hacer como los salmones que nadan juntos contra la corriente.

Nuestra nueva rutina comienza y con nostalgia recordamos aquellos buenos y prósperos tiempos, en los cuales nuestra vida era plena, pero no lo sabíamos.Te vas.jpg

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