Su Sobreprotección... (relatos de vivir con la ausencia de tí, mamá...) Parte 3.

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Su sobreprotección era algo que hace unos cuantos años atrás me agobiaba, me perturbaba, a tal punto que llegué a pensar que todo se trataba de un castigo, de algo que estaba pagando sin saber ¿por qué? Sí, no fue después de vivir la tragedia más grande de perder a mi madre que entendí tantas cosas, su sobreprotección no fue un castigo, fue una lección de vida, de amor, de dedicación, de abnegación. Fue la forma más certera de mamá para decirnos: “Siempre estaré con uds”. No sé la verdad si en algún momento un ser humano pueda intuir el día de su muerte, pero sí sé que la sobreprotección de ella para con nosotros no fue en balde, tuvo una razón, fue, no por algo, fue para algo. Mamá era tan alegre y tan inteligente a la vez, yo en mi mundo de niña, adolescente de salir, visitar a las amiguitas, hacer cosas sola sencillamente veía a una celadora, sí y así le llegué a decir en algún momento en mi adolescencia rebelde. Dicen que todo en exceso es malo, pero carambas si tan sólo hubiese tenido unos años más con mi madre querida su exceso de protección me habría importado un pepino. 

Mi madre era una mujer con mucha sabiduría, no sé cómo le hacía, pero sabía cuándo las cosas iban a terminar mal y me advertía. Cuando yo me sentía mal por cualquier tontería ella me aplicaba psicología inversa, era como un sistema para que yo a pesar de que la tenía a ella para todo, yo supiera evadir cualquier cosa negativa solita. Siempre fui la primera en la escuela, tenía muy buenas calificaciones, ese era mi forma de agradecer a mis padres todo lo bueno que yo recibía de ambos. Confieso que he sido muy inocente en todo lo que llevo de vida, ciertamente me han sucedido cosas que he tenido que enfrentar sola y con ganas de saber ¿Qué pensarías mamá de mí? ¿Qué me dirías? ¿Será que lo estoy haciendo bien? Es vivir con su ausencia, sé que ella está conmigo más que nunca, es increíble que a estas alturas yo quiera hablar con ella, sienta la necesidad de decir mamá y que ella me responda, escuchar -Dios te bendiga hija, que te vaya bien- en su dulce voz, a veces entre tanta gente la veo, pero solo como un reflejo, así como una estrella fugaz en el cielo que es tan mágico ver, pero así de rápido desaparece. ¡Eres mi estrella fugaz mamá!   

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Escribo con lágrimas y con mucho sentimiento con la fuerte convicción de que todo lo que hiciste en vida conmigo y para mí tuvo un propósito, que todo lo que soy y represento es gracias a ti, trato de ser mejor día con día, recordando cada uno de tus consejos, de tus bromas, de tu psicología inversa, de tu risa a carcajadas que tanto te decía -¡mamáaa no te rias tan durooo!- y que cosas que ahora solo exista el silencio de tu ausencia. Así es la vida, esa fue la lección que duramente tuve que aprender para seguir viviendo con tu ausencia, sin tu voz, sin tu olor, sin poder tocarte. 

Para todo aquel que me lea, estas líneas van dedicadas a todos uds que tienen a su lado a su madre, si, las hay en diferentes conceptos, habrá quienes aún piensen que ellas exageran demasiado, que tienen que dejarlos vivir y todo aquel cuento rebelde, una cosa si les pido, digan lo que digan, disfrútenla, respétenlas, valórenlas y ámenlas con todas las fuerzas de su corazón, no hay nada como tener una madre a su lado, ellas son una divina ternura de Dios, son Ángeles, ¡no dejen que se conviertan en Ángeles celestiales para darse cuenta de lo que realmente significaban en sus vidas.!    

Esta fue otra entrega de mis relatos en su tercera entrega espero haya sido de su agrado, muchos saludos!

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