Simple espectador.

Screenshot_2018-01-26-21-28-21-01.jpeg

La miró y sus ojos brillaron igual o más que la primera vez. Recién abrian las puertas de la iglesia, lucia un vestido inmaculado de un hermoso encaje con toques de pedrería, mangas largas y espalda descubierta, el corte sirena se ajustaba en los lugares correctos haciendo humanamente imposible dejar de mirarla. Su cabello caía hasta la parte baja de su espalda, encima de él un velo que aportaba un toque angelical. Un maquillaje impecable, adornado por esos ojos enormes que brillan como diamantes. Y sus labios (que él no dejaba de desear) carmesí.

Estaba tan cerca y a la vez tan lejos. Caminaba firme del brazo de Don Rafael, a tan sólo un par de pasos del altar. Mas de 10 años de conocerla y jamás la vio tan radiante, tan feliz, tan ella.

Nunca se sintió tan contento y miserable a la vez. Feliz por la felicidad de su amada, miserable por no ser quien la esperaba.

H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
Join the conversation now