Es conocido por muchos que Venezuela enfrenta una de sus peores crisis de su historia, no me refiero sólo a lo económico y político, me refiero a lo social y moral.
Hace unos años eramos generosos, hospitalarios, actualmente algunos se han vuelto egoístas, buscadores de su propio beneficio sin importarle si afecta a otros negativamente.
Si bien no podemos vivir en el pasado, añorando la época en que con un real (moneda de menor valor en la década de los 80's y principio de los 90's) se compraba un kilo de pan o un montón de caramelos, o la época en que en diciembre cada casa que visitábamos nos daba hallacas (comida tradicional) y pan de jamón.
Es menester que aprendamos a vivir con lo que tenemos, procurando el beneficio nuestro sin afectar negativamente a otros, ayudando a quien podamos (beneficio colectivo), recordemos reír más y crear nuevas glorias, tal vez no sean tan maravillosas como las de nuestro pasado, pero serán nuevas y nuestras. Enseñémosle a esta nueva generación que con esfuerzo, dedicación y constancia se puede seguir adelante a pesar de las dificultades. El venezolano crece en las dificultades, no olvidemos eso.
Emigrar es una solución difícil, hay que dejar toda una vida de recuerdos, de afectos. Quedarse no es fácil, pero no podemos dejar este país lleno de riquezas, de maravillas naturales únicas, de añoranza. Aquellos que nos quedamos luchemos por ser nuevamente el país mas feliz del mundo, porque sabemos transformas nuestras desgracias en bendición y risas.