Aventura (Breve relato)

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La acampada

Las vacaciones de verano estaban a la vuelta de la esquina, mis compañeros de clases y yo teníamos semanas programando este viaje, a todos nos emocionaba visitar aquel bosque, cientos de leyendas se contaban sobre el lugar, se decía que las almas perdidas iban a allí a vagar, y espantar incautos que se atrevían a inmiscuirse , queríamos ser esos incautos.

Preparamos todo, las carpas, suministros, mochilas. ¡Estaba todo listo! Nosotros cuatro partiríamos temprano por la mañana y así fue, seis horas desde la residencia en el jeep de mi hermano, su pareja y la mejor amiga de ella nos acompañaban, confiaba en que esta seria mi oportunidad perfecta para llamar su atención; aunque teníamos todo el día por delante, sentíamos que era poco el tiempo para organizar todo y es que, no pretendíamos quedarnos en el claro con mesas y equipo de acampar, nos queríamos adentrar en la montaña, mi hermano fue boyscout, confiábamos ciegamente en sus habilidades, ciertamente dio sus frutos, al cabo de unas dos horas de caminata, dimos con el rió que era nuestra principal referencia en el mapa; soltamos nuestras mochilas y, dividimos las tareas, recoger leña, levantar las tiendas; todo listo para cuando el sol se ocultaba y, ya que estábamos cerca del rió decidimos bañarnos en él, me esperaba que mi hermano y su novia se alejaran, lo que no esperaba es que aquella chica decidiera que desnudos estaríamos -En contacto directo con la naturaleza -; ella era sencillamente sensacional, su silueta en contraste con la luz de luna, lo cálida de su piel a pesar de lo frió del agua, sus labios llamativos, su suave voz, todo en aquel momento era perfecto, mis manos rodearon su cuello y, entre el forcejeo de nuestras caderas apreté, con cada vez mas fuerzas, ella empieza a rasguñar, la contorsión en su gesto, fue la gloria.

Regrese a donde estaban nuestras tiendas, mi hermano y su pareja me miraban riendo, lo bello de estar enamorados pensé. Nos sentamos al rededor de la fogata, entonces me preguntaron por ella, me fue imposible soportar la risa, me puse de pie, me acerque a ellos y dibujé con aquel cuchillo teñido de carmesí, unas expresiones hermosas en sus rostros, verlos tan plácidos, tan calmados, era evidente que se amaban.

Y así, como llegamos hasta acá, esto fue lo que sucedió hoy, no te preocupes lector, esta es mi carta de despedida, el resto de ustedes no tienen que temer, siempre que recuerden que es mejor alejarse de este bosque.

@blavin

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